sábado, 14 de noviembre de 2015

martes, 10 de noviembre de 2015

CRISTINA DINAMITA EL FUTURO - 10 DE NOVIEMBRE 2015

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Cristina no tiene límites. Su actitud permanente es dañina y vengativa. No conforme con dejar una herencia maldita en casi todos los rubros, ahora emite una señal peligrosa que dice: “vamos por todo”. Y esas ganas de dinamitar el futuro se transmiten al resto de la pirámide de poder en la Argentina. 

Esa es la única explicación que encuentro a este plan sistemático para colocar bombas de tiempo en todos lados y tratar de que les exploten en las manos a los que el pueblo elija para gobernar este país. Dicen de la boca para afuera que “la patria es el otro” pero piensan “el estado es nuestro”.

Se sienten propietarios de la Casa Rosada. O por lo menos, malos inquilinos que cuando se les vence el contrato, se llevan hasta las lamparitas de luz y la tapa del inodoro. Nunca comprendieron el valor republicano de la alternancia. El autoritarismo de Cristina se refleja en esa actitud de rechazo a la gente que no la vota y de subestimación absoluta del pueblo. Y en consecuencia le parece natural el delito de diseminar trampas cazabobos para que las pisen los que vengan. 

Ese es el motor que mueve a los intendentes jurásicos y corruptos que suspenden los servicios de salud y basura como castigo al pueblo que no los votó. O los sátrapas que se afanan los muebles, los juegos de las plazas o los plasmas y las computadoras. Se llevan todo a su casa porque creen que el estado es de ellos y porque son unos ladrones de cuarta incorregibles. 

Queman la plata nuestra. Hacen entrar a trabajar a barras bravas y patoteros que pagamos todos nosotros como ocurrió en la ciudad tucumana de Concepción. Y después cuando el nuevo intendente quiere poner orden y extirpar la violencia y los ñoquis, se ponen como locos y queman cubiertas y toman casi como rehén al que ganó legítimamente las elecciones. Y amenazan a su familia, y le tiran una bomba molotov en su casa. 

Para ellos la democracia solo es el lugar en el que se pueden enriquecer ilícita y velozmente. Si ellos pierden las elecciones, entonces no es democracia. 

Esa política de tierra arrasada es pura barbarie. Fomentar la toma de terrenos en Merlo. Llevar mafiosos y punteros que ya tienen varios terrenos pero que después de la ocupación ilegal se los venden a gente humilde y necesitada que los compra de buena fe.

El vamos por todo incluye dejar el estado sembrado de camporitas que se aseguran un sueldo sin hacer nada y que, de paso, actúan como topos para conspirar desde adentro contra el próximo presidente. 

Los Kirchner son la expresión más brutal de la desmesura. No tienen estómago ni escrúpulos. Y ahora Cristina prorroga por decreto las sesiones ordinarias del Congreso hasta el 9 de diciembre al solo efecto de inventar nuevos organismos y llenarlos de pseudo militantes rentados. No se quieren ir del poder. 

Se aferran a esa teta del estado porque no saben hacer otra cosa. Nombran a sus hijos y a sus familiares. Lo hicieron Carlos Zannini, Luis D’Elía, Agustín Rossi y hasta un modesto panelista de 678 logra hacer efectivo a su hijo gracias a Teresa Parodi y pese a que hubo que hacer una excepción porque el pibe no reunía los requisitos ni de idoneidad ni del título ni de experiencia.

No me extraña que sean tan caraduras ni rapaces. Me extraña que no tengan vergüenza. Esa suerte de sálvese quien pueda que parece más un naufragio que una transición democrática. Se los ve desesperados por un conchabo. Por un sueldito y un carguito que al parecer les sería imposible conseguir en la actividad privada donde, por lo general, no corren los amiguismos y vale la meritocracia.


Lo mismo pasa con los auditores amigotes de Máximo que fueron designados entre gallos y medianoche. Se aseguran ingresos por ocho años y le devuelven el favor a Cristina garantizando su impunidad y persiguiendo a los dirigentes de otros partidos. Todo tiene la misma matriz oportunista que degrada lo que toca.

Se llenan la boca diciendo que resucitaron la política pero la mixturaron con los negocios y la corrupción. Ya lo dijimos. Mancharon hasta los pañuelos blancos con la voracidad por el dinero negro. Quieren salvarse ellos y ponerle palos en la rueda al que viene. Doble inmoralidad. Están desesperados por poner jueces y fiscales amigos y espías y por designar diplomáticos con la camiseta de Cristina.

Son comportamientos destituyentes que vacían a la democracia de contenido. No se conforman con lo bien que les fue durante este tiempo. Quieren que les vaya mal a los que vienen. Es de un egoísmo y una maldad que no tiene nombre
.
Se están retirando del poder a regañadientes y como gobernaron. Es decir violando normas y a los sopapos. Se sienten los dueños de todos y son los patrones del mal. Más que una retirada parece una huida, es un desorden total, una estampida. 

Es grosero porque en la carrera se le caen evidencias de los bolsillos y la película de terror parece una tragicomedia del neo realismo italiano. De copar todo a quedarse con algo. Todo les viene bien. Desatan una lluvia de nombramientos. Se autoengañan y dicen que lo hacen por la revolución y por los pobres pero se les cae la cara de vergüenza.

Doce años estuvieron gozando de los privilegios y ahora se van sembrando vientos para que los que vengan cosechen tempestades.

Se van del gobierno pero se quieren quedar en el poder, como anticipó Máximo Kirchner. Parecen buitres carroñeando todo lo que queda a su paso. Miran al estado y no lo ven como un lugar para transformar la sociedad y hacerla más justa e igualitaria. 

El poder para muchos kirchneristas es un botín de guerra. Por eso dinamitan el futuro.

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