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ENRIQUETA ESTELA BARNES de CARLOTTO, nacida en 1931, L .C. 3.102.995,
docente jubilada, presidenta del grupo activista “Abuelas”. Compañera y amiga
de Marta Bignone (hermana del Gral. Bignone) en la Junta de Calificación
Docente de las escuelas Laines de la Provincia de Buenos Aires.
Según declaró en el juicio a las juntas militares (16/05/85), en 1977 se
entrevistó con el Gral. Bignone (entonces Secretario Gral. del Ejército), en la
casa del militar en Castelar (la misma que tiempo después fue destruida por una
bomba terrorista). La mujer dijo saber entonces “perfectamente” que sus dos
hijas militaban clandestinamente en las filas del terrorismo, y que “ya había
asumido resignadamente tal problema”. (Lo que también declaró en esa
oportunidad, pero que luego se cuidó bien de difundir es que su yerno es hermano de María Claudia Falcone, terrorista montonera
idealizada en "La noche de los lápices", ejemplo claro de la
mentirosa propaganda subversiva tal cual se demostró en los envíos del 23 y
30/06/04. Y todo queda en familia...).
Pese a su postura activista, existe la certeza de
que no pudo ser nunca abuela: a mediados de los 70, llegó a un cumpleaños de la
hermana de Bignone sumamente compungida porque "su hija casada no podía
tener familia". Se refería a su hija Laura. (El hoy ex-marido de esa hija
sí tuvo hijos con su nueva pareja).
A fines de 1977 denuncia la desaparición de Laura
Estela Carlotto (montonera, nombre de guerra Rita), sin mencionar ningún estado
de embarazo. (Esto consta en el Legajo CONADEP, caso número 2085, incorporado
formalmente al expediente de la
Causa judicial iniciad por el juez Bagnasco).
En agosto del 78 le fue entregado el cadáver de esa
hija. Según sus dichos, la entrega del cuerpo fue “algo inusual: lo entregaron
el mismo día de su muerte”. En declaraciones muy posteriores a la CONADEP comenta una
"información anónima" recibida en Abril de 1978, según la cual su
hija estaba embarazada. Para demostrar la existencia de un nieto, suele decir:
"Yo vi a Laura. Vi los huesitos de Laura. Por los huesitos de la pelvis,
supe que había sido mamá". Ahora, si el cadáver de su hija le fue
entregado "el mismo día de su muerte”, sólo vio los restos óseos después,
al realizar una autopsia... que se hizo pasado muchísimo tiempo, autorizada por
el juez Ortel y dirigida por el científico norteamericano Clyde Snow y la
colaboración de estudiantes argentinos de arqueología. Sin embargo, esa
autopsia no pudo demostrar la maternidad de la terrorista muerta.
Esta mujer parece adepta a hacer comentarios con
una peculiar imaginación, sin asidero y/o prueba alguna. A David Blaustein
-director de la película propagandística Botín de Guerra-, le dijo “los
apropiadores del Ejército elegían a los varones y los policías a las nenas. Los
milicos querían la continuidad de la raza, los policías a las nenas...”)
(Diario Río Negro, 11/6/2000).
La realidad, que consta en la causa originalmente
ante el juez Bagnasco, es que en el caso Carlotto no hay testimonios ni
evidencias sobre embarazo, parto y sustracción de menor, no hay cuerpo del
delito y no se aplica inversión de la prueba.
Dos testigos sólo afirman haber visto a la mujer
luego de un presunto parto que no les consta.
Hubo testimonio ante la CONADEP de un tal Vaello
en 1984, preso en la cárcel y presunto ex CNU, quien dijo que el bebé fue
entregado a un médico del cual indica nombre, datos y domicilio. Esto fue dicho
en 1984 al juez que investiga este caso en forma puntual; se supone que en
todos los años transcurridos ya debería haber aclarado esta denuncia, pero no
hay ninguna diligencia al respecto en el expediente Bagnasco. El tal Vaello no
ha declarado judicialmente, algo que sería inaceptable si lo que dijo fuera
cierto.
No hay ninguna declaración del tal Vaello ante la
causa, ni constancias de lo actuado por el juez del caso puntual. Pese a haber
sido entregado el cadáver de la terrorista muerta a su madre, no hay en la
causa examen forense con constancias de embarazo anterior, algo elemental de
hacer; justamente, en otro caso de esta investigación del juez Bagnasco, se
intentó probar un nacimiento por el dictamen forense que informaba de un
embarazo y parto antes de morir. Parecería que estos exámenes se practican
cuando convienen a la querella y se desechan en caso contrario.
Hubo testimonios ante la CONADEP de Alcira Ríos y
su marido, desde México, afirmando que supieron de un parto en prisión anterior
a su llegada, "por comentarios" hechos a ellos de la presuntamente
detenida Laura Carlotto. Esto lo repiten ante el juez Bagnasco en la causa. Es
de destacar que esta "imparcial testigo" Alcira Ríos, ex terrorista
detenida liberada, es mujer de múltiples actividades, activista de DDHH,
abogada de las Abuelas, funcionaria de la Subsecretaría de
DDHH (Comisión por la
Identidad ), pedía trámites al juez y los contestaba ella
misma desde la subsecretaría), es la misma que le mandaba fotografías de
mujeres presuntas embarazadas a Scilingo cuando estaba preso por delitos
comunes en 1996 (affaire Don Torcuato), quien dijo recordar a dos de ellas,
luego de haberlas cruzado una vez en un pasillo 20 años antes. En síntesis,
Alcira Ríos y su marido no son testigos del presunto embarazo y parto, sólo
afirman haber visto a la mujer luego de un presunto parto que no les consta. Y
sólo dicen repetir palabras no verificadas de una persona confirmadamente
muerta.