jueves, 10 de diciembre de 2015

Transcripción completa del discurso de Mauricio Macri

Señores jefes de Estado, representantes de delegaciones extranjeras, invitados especiales, autoridades de la Corte, señores gobernadores, miembros del Congreso reunidos en Asamblea; especialmente, queridos argentinos: hoy se está cumpliendo un sueño, termina una época completa sin violencias y esto, que parecía tan difícil, se hizo realidad. Por eso, hoy más que nunca, les tengo que decir que tenemos que ser optimistas respecto de nuestra esperanza y de nuestro futuro.


Quiero reiterarles un mensaje de confianza, decirles que este gobierno que iniciamos hoy va a trabajar incansablemente los próximos cuatro años para que todos los argentinos, especialmente aquellos que más nos necesitan, al terminar, estén viviendo mejor. Hoy me han elegido para ser presidente de la Nación y me llena de alegría y de orgullo. Pero quiero decirles que voy a ser el mismo, aquel que esté cerca, que escuche, que les hable sencillo, con la verdad, que comparta sus emociones y que recuerde siempre que no es infalible. Y como presidente quiero ser un ciudadano que se pueda comunicar con todos los argentinos para transmitirles mis dudas, mis certezas, mis ideas, mi esperanza y todas mis ganas de hacer.

Como les dije en la campaña, para mí la política no es una competencia entre dirigentes para ver quién tiene el ego más grande. Es el trabajo entre dirigentes modernos que trabajan en equipo para servir a los demás. La política no es tampoco el escenario en que algunos líderes mienten para engañar a la gente y al mundo con datos falsos. Quiero pedirles que nuestro lugar de encuentro sea la verdad y que podamos reconocer cuáles son nuestros problemas para que juntos encontremos las mejores soluciones.

No me alcanzan ni existen palabras para describir el enorme agradecimiento que tengo hacia todos aquellos que trabajaron incansablemente, que me acompañaron todo este tiempo para que yo hoy esté acá.


Quiero agradecer a todos mis compatriotas porque los siento parte de un camino común y porque decidieron darme el honor de ser presidente. Yo voy a poner lo mejor de mí para que esa decisión beneficie a todos. Veo al país como un gran equipo conformado por millones de seres esperanzados y a ellos les ofrezco, agradecido, mi mejor esfuerzo.

En el siglo pasado la sociedad privilegiaba liderazgos individuales en todos los ámbitos; en la empresa, en la ciencia, en la academia, en la política, en todos los campos de la actividad humana se buscaban genios que lo resolvieran todo. En el siglo XXI hemos entendido que las cosas salen bien cuando se arman equipos, se combinan los esfuerzos, el profesionalismo, la experiencia y las buenas intenciones de muchas personas.
A lo largo de mi vida, en el ámbito del deporte, en los ocho años que tuve el honor de conducir el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires pude armar buenos equipos que construyeron soluciones concretas para los problemas de la gente.

En este nuevo desafío, para hacer los cambios a los que nos comprometimos, necesitamos armar equipos diversos, sumar visiones distintas de nuestra realidad.


Argentina es un país con enormes diversidades. En cada provincia, en cada lugar se han desarrollado distintas formas de ver la realidad. Estas deben integrarse en un país unido en la diversidad.

Queremos el aporte de todos, de la gente que se siente de derecha y de la gente que se siente de izquierda, de los peronistas y de los antiperonistas, de los jóvenes que están en la edad de la trasgresión y de los mayores que aportan su experiencia, porque precisamente esa diversidad es la que nos enriquece y nos hace mejores.

Todo esto reconozco que puede sonar increíble después de tantos años de enfrentamientos inútiles. Pero es un desafío excitante. Es lo que pidieron millones de argentinos que estaban cansados de la prepotencia y del enfrentamiento inútil.

El país tiene sectores que piensan de diferentes maneras, pero no está dividido. Los ciudadanos votaron como quisieron, unos apoyaron nuestra visión y otros respaldaron a otros candidatos. Eso nos alegra porque pudieron elegir en libertad. Pero ya pasaron las elecciones. Llegó el momento en el que todos debemos unirnos para crecer y mejorar, para que nuestro país avance.

La mayoría de los argentinos que votó por nuestra propuesta lo hizo basada en tres ideas centrales. Ellas son: pobreza cero, derrotar el narcotráfico y unir a los argentinos. (Aplausos.)

 Hablar de pobreza cero es hablar de un horizonte, de la meta que da sentido a nuestras acciones. Nuestra prioridad será lograr un país donde cada día haya más igualdad de oportunidades, en el que no haya argentinos que pasen hambre, en el que todos tengamos la libertad de elegir dónde vivir y desarrollar nuestros sueños.

Quiero darles una vez más la confirmación de que vamos a cuidar a todos. El Estado va a estar donde sea necesario para cada argentino, en especial para los que menos tienen. (Aplausos)

Vamos a universalizar la protección social para que ningún chico quede desprotegido.
(Aplausos.)

Vamos a trabajar para que todos puedan tener un techo con agua corriente y cloacas y vamos a urbanizar las villas para transformar para siempre la vida de miles de de familias. (Aplausos.)


Pero para que haya en realidad pobreza cero necesitamos generar trabajo, ampliar la economía, aprovechar los enormes recursos naturales y humanos que tiene la Argentina. Vamos a cuidar los trabajos que hoy existen, pero sobre todo a producir una transformación para que se multipliquen las fuentes de trabajo porque esa es la única forma de que haya prosperidad donde hoy hay una pobreza inaceptable.

El desarrollo de la Argentina llegará a través de una inversión inteligente y expansiva, que mejore la infraestructura, ponga las bases para el crecimiento de la producción, traiga oportunidades y genere la prosperidad que merecemos.

Otro de los grandes desafíos que va a tener nuestro gobierno es el de combatir el narcotráfico como ningún otro gobierno lo hizo antes. (Aplausos.) Miles de personas a lo largo de todo el país me transmitieron su profunda preocupación por este tema. Hay jóvenes que matan y mueren sin saber por qué, actuando bajo los efectos del paco y de la droga.

La droga arruina la vida de familias enteras. No podemos resignarnos ni aceptar esta realidad como algo natural. Vamos a encarar este tema de frente y vamos a trabajar con inteligencia y decisión para devolver tranquilidad y seguridad a las familias argentinas en todo el país.


Aunque el narcotráfico ha crecido en los últimos años de manera alarmante estamos a tiempo de impedir que se consolide. El tema es difícil y complejo, pero vamos a crear los mecanismos necesarios que nos permitan llegar a la solución que queremos. La forma de lograr estos grandes objetivos es simple: el diálogo, el respeto, la suma de visiones son objetivos comunes, y su realización requiere como paso fundamental que nos unamos para alcanzarlos. Ese objetivo, el de unir a los argentinos, el de poner nuestros puntos en común sobre nuestras diferencias integrándolas y respetándolas, es la clave de la construcción de la Argentina del siglo XXI a la que nos encaminamos hoy.

Se viene un tiempo nuevo: el tiempo del diálogo, del respeto y del trabajo en equipo; tiempo de construcción con más justicia social. Repetidamente a lo largo de la historia hemos vivido muchas divisiones, la confrontación nos ha llevado por caminos errados. Somos pasionales y es bueno serlo, pero a veces esa pasión nos tiende una trampa: crea conflictos innecesarios, genera fanatismos que tantas veces nos arrastraron a la violencia, a la incapacidad de razonar y a la falta de amor. (Aplausos.)


Tenemos que sacar el enfrentamiento del centro de la escena y poner en ese lugar el encuentro, el desarrollo y el crecimiento. En la pelea irracional no gana nadie, en el acuerdo ganamos todos. Para trabajar juntos no hace falta que dejemos de lado nuestras ideas y formas de ver el mundo, tenemos que ponerlas al servicio de nuestro proyecto común y lograr la construcción de un país en el que todos podamos conseguir nuestra forma de felicidad.

Podemos pensar de distinta forma pero la ley debe ser respetada. Una cosa es tener distintas visiones, ideas y propuestas; otra, avasallar las instituciones con proyectos personalistas o hacer uso del poder en beneficio propio. Ahí no hay una cuestión de opiniones diversas: se trata de la transgresión de la ley. El autoritarismo no es una idea distinta, es el intento de limitar la libertad de las ideas y de las personas. (Aplausos.)

Este gobierno va a saber defender esa libertad que es esencial para la democracia. Aspiramos a un nacionalismo más sano, que no se logra partiendo del rencor, la enemistad, la lucha permanente o la demonización del otro. El verdadero amor por el país es antes que nada amor y respeto por su gente, por toda su gente. (Aplausos.) La patria es más que sus símbolos. Somos las personas que vivimos en ella, a las que hay que cuidar, ayudar y desarrollar.

Quiero hacer especial énfasis en otra intención básica del período que hoy empieza. Este gobierno va a combatir la corrupción. (Aplausos.) Los bienes públicos pertenecen al conjunto de los ciudadanos y es inaceptable que un funcionario se apropie de ellos en beneficio propio. Voy a ser implacable con todos aquellos que de cualquier partido o filiación política, sean propios o ajenos, dejen de cumplir lo que señala la ley. No habrá tolerancia con esas prácticas abusivas. No hay principio ideológico que pueda justificarlas. Los bienes de la Argentina son para todos los argentinos y no para el uso incorrecto de los funcionarios. (Aplausos.)

Otro pilar importante de nuestro gobierno será liderar una revolución en la educación pública; porque la calidad educativa es necesaria para impulsar el crecimiento nacional, pero también es lo que nos va a garantizar que los chicos el día de la mañana puedan elegir cómo quieren vivir y en qué lugar del país hacerlo.


Vamos a trabajar para inspirar en todos una ética del crecimiento y la superación. Ahí
es donde nuestra sed de conocimiento va a encontrar un espacio para celebrar la fiesta de la creatividad y la innovación. El conocimiento es un factor clave para que nuestra potencialidad individual y colectiva se transforme en una realidad concreta.

Queremos dar lo mejor a todos nuestros hijos y por eso vamos a dedicarle a este objetivo nuestro mejor esfuerzo, y para lograrlo vamos a darle más prestigio y valor a la vocación docente, más protagonismo a quienes elijan dedicarse a ella. (Aplausos.) No se trata de recuperar la educación argentina; se trata de crear una educación amplia, inclusiva, atenta a su calidad y acorde a las realidades del siglo XXI.


Este nuevo siglo ha traído nuevas posibilidades y nuevos desafíos al mundo entero. No podemos seguir pensando en la educación con las ideas y los objetivos del pasado. Tampoco podemos creer que el trabajo, la salud, la seguridad, el diálogo o nuestra forma de votar pueden ser seguir pensándose y gestionándose con ideas viejas. Hay que mejorar todo lo que haya que mejorar. Hay que animarse a responder con recursos nuevos a nuestros problemas. Hace falta osadía de ideas, osadía de invención y atrevimiento de proyectos nuevos y distintos.

La entrada al siglo XXI, que la Argentina en cierto sentido ha retrasado, es una gran responsabilidad de este gobierno y es un motivo de gran excitación, de gran entusiasmo. Invitamos a todos a sumarse a esta apasionante tarea de ser pioneros de un mundo nuevo. Queremos que la Argentina entre en el siglo XXI incorporando políticas de gobierno abierto. Esconder y mentir sobre nuestra realidad es una práctica que nos ha hecho mucho, mucho daño. (Aplausos.) Una práctica que enturbia y entorpece los procesos de la gestión pública.


La colaboración y el diálogo libre al que aspiramos, la participación de todos los sectores y protagonistas de nuestra vida nacional requieren transparencia, que la información del gobierno sea puesta a la luz del día y accesible a todos. Solo haciendo públicos la información, los planes y objetivos vamos a poder sumar a cada argentino que quiera aportar su talento y su capacidad.

Quiero aprovechar este mensaje inaugural para expresar también mi total apoyo a la justicia independiente. (Aplausos.) En estos años fue un baluarte de la democracia e impidió que el país cayera en un autoritarismo irreversible. En nuestro gobierno no habrá jueces macristas. No existe justicia ni democracia sin justicia independiente, pero hay que acompañar a la justicia en un proceso en el que se limpie de vicios políticos. No puede haber jueces militantes de ningún partido. (Aplausos.) No puede haber jueces militantes de ningún partido. A quienes quieran serlo les decimos claramente: no son bienvenidos si quieren pasar a ser instrumentos nuestros. La justicia está para ayudar a las personas a resolver sus conflictos con la aplicación debida de la ley, y tiene que hacerlo con celeridad. Justicia tardía no es justicia. (Aplausos.) Habrá que dotar a la tarea de la justicia de recursos actualizados para que sus procesos estén a la altura de la realidad que vivimos, a las nuevas exigencias de una Argentina que despega.

Desde hoy, con Gabriela y todo nuestro equipo, vamos a hacer el mayor de los esfuerzos para que los habitantes de esta tierra rica y hermosa puedan vivir cada día mejor, porque eso es la política para nosotros. Quiero ser el presidente que pueda acompañarlos en su crecimiento; el presidente del desarrollo del potencial de cada argentino, del trabajo en equipo, de la igualdad de oportunidades; el presidente de la creatividad y la innovación; el presidente de la integración y la colaboración entre distintos sectores; el presidente del trabajo, de las soluciones de una Argentina unida y de pie.

 Aprovecho para darles un mensaje a nuestros hermanos de América y del mundo. Tenemos una visión nueva de la política. Somos hijos de este tiempo y tratamos de comprenderlo sin prejuicios ni rencores. Creemos en la unidad y la cooperación de América Latina y el mundo. (Aplausos.) Creemos en la unidad y la cooperación de América Latina y el mundo, en el fortalecimiento de la democracia como única posibilidad de resolver los problemas de sociedades diversas. Es necesario superar el tiempo de la confrontación. Por supuesto que sostendremos todos nuestros reclamos soberanos y nuestros valores sin que eso impida un normal relacionamiento con todos los países del mundo.

Quiero saludar especialmente a los candidatos que compitieron con nuestra fuerza en las recientes elecciones: Daniel Scioli, Sergio Massa, Margarita Stolbitzer, el Adolfo Rodríguez Saá, Nicolás del Caño. (Aplausos.). Estamos unidos por la vocación democrática y por el sueño de ver una Argentina desarrollada. Sé que estamos más juntos que distantes. Y también quiero saludar a cada gobernador e intendente electos, y decirles que cuentan conmigo para llevar a cabo la tarea de mejorarle la calidad de vida a cada ciudadano, y yo también sé que cuento con ustedes. (Aplausos.)

 Quiero terminar una vez más diciéndoles el mensaje central que quiero transmitirles hoy. Convoco a todos a aprender el arte del acuerdo. Desafiemos todo lo que alguna vez nos haya confundido. Está en nuestras manos y en las de todos nosotros superar las situaciones que nos hayan separado y desviado del camino del crecimiento.

Arturo Frondizi dijo una vez: por su magnitud, el desafío que nos aguarda no es cosa de una persona ni de un grupo de personas; es tarea de todo el pueblo argentino e implica también una responsabilidad compartida por todos. (Aplausos.) Lo cito porque creo profundamente en esas palabras. Al país lo vamos a sacar adelante entre todos. No dudo de nosotros. El deseo de progreso fue la base de nuestra Nación. Todo lo que somos fue hecho por personas que apostaron, con un optimismo inteligente, por el resultado de su trabajo. Lo que da sentido a nuestras vidas es esa aventura de crecimiento. Vivámosla juntos. Es una aventura extraordinaria.

Quiero decirles por último que siempre voy a ser sincero con ustedes. Creo que es la base de la confianza que me tienen y que pretendo preservar e incrementar. Y parte de esa sinceridad es decirles que los desafíos que tenemos por delante son enormes y que los problemas no los vamos a poder resolver de un día para el otro; pero las grandes transformaciones se hacen dando pequeños pasos todos los días; y eso, les aseguro, nos llevará a estar cada día un poco mejor.


Cuento con ustedes para gobernar. Necesito de su aporte. Necesito que nos marquen nuestros errores, porque sabemos que no somos infalibles. Y tenemos un enorme compromiso con hacer, con hacer mucho. Y hemos aprendido que cuanto uno cada vez más hace, más se equivoca. Por eso es ahí donde los necesito, porque esto lo hacemos juntos.

Y quiero decirles desde el fondo de mi corazón que estoy convencido de que si los argentinos nos animamos a unirnos, seremos imparables. (Aplausos.)

¡Vamos juntos, argentinos! ¡Vamos Argentina! ¡Vamos Argentina! Muchas gracias.
(Aplausos.)


VIVA ARGENTINA!!! YA TENEMOS NUEVO PRESIDENTE!!

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 QUÉ BIEN SE SIENTE, NO SENTIR VERGUENZA DE QUIENES NOS REPRESENTAN!!

SIENTO MUCHISIMA EMOCIÓN DE VER A TODO EL PUEBLO TAN CONTENTO...OIR QUE SI SE PUDO...ANOCHE MISMO ME IMPACTÓ UNA SEÑORA EN LA PUERTA DE LA CASA DE MACRI CUANDO DIJO: "YA NO TENGO MIEDO"...LA VERDAD, ME HIZO LLORAR, PORQUE SENTIA QUE ERA ASI,...NO SE SI A UDS. LES PASA LO MISMO, PERO DESPUES DE TANTO TIEMPO DE TENSIÓN (AÑOS) POR TODO LO QUE PASABA Y POR LAS INJUSTICIAS QUE HABIA...ES COMO QUE SI ME HUBIERA AFLOJADO, Y ME SIENTO TOTALMENTE AGOTADA, ESTOY COMO DEBE ESTAR MACRI AHORA DESPUES DE TANTAS HORAS DE CEREMONIAS Y DE IR DE UN LADO AL OTRO, REALMENTE ESTOY PALMADA, PERO FELIZ, TOEDO EL PUEBLO ARGENTINO SE MERECIA ESTA FELICIDAD, NO VA A SER FACIL, PERO DIJO MACRI EN SU EXCELENTE DISCURSO, QUE TODOS UNIDOS, AYUDANDONOS, VAMOS A SALIR ADELANTE.-

lunes, 7 de diciembre de 2015

CRISTINA JUEGA CON FUEGO - 7 DE DICIEMBRE 2015

Cristina juega con fuego. La presidenta que se va superó todos los límites de resentimiento e irresponsabilidad. Con su actitud vengativa fue pariendo un clima inquietante y peligroso que incita a sus fanáticos a cometer desbordes violentos o hechos vandálicos.La presidenta que se va, con su irracionalidad enfermiza, no se detiene ni siquiera ante su propio deterioro institucional. Todos los días se pega tiros en los pies y mancha la investidura presidencial que no le pertenece porque es un activo de la democracia y la República.

Cristina en lugar de llamar a la calma, potencia los enfrentamientos. En lugar de apostar a la paz social, a la convivencia y a cerrar la fractura expuesta del país, tira más leña al fuego y nos deja a todos al borde de una situación de agresiones turbulentas que nadie sabe en qué tragedia puede terminar.

Cristina se va de la misma manera en que gobernó: diseminando odio y anunciando cataclismos si ella no sigue en el poder. Después de las elecciones hubo un viento de aire nuevo y un suspiro de esperanza en la Argentina. Ella, se encargó de contaminar el ambiente de la transición y de sembrar la incertidumbre. Todos sabíamos de los desequilibrios emocionales de la presidenta. Estaban a la vista para quien los quisiera ver. Pero jamás nos imaginamos que su vuelta al llano, lejos de los privilegios y los fueros y cerca de recorrer tribunales para explicar su inexplicable fortuna y el lavado de dinero de Lázaro Báez, la iban a alterar multiplicando su intolerancia.

Todos sus actos de los últimos tiempos apuntan a lo mismo: poner palos en la rueda, gritar que ella va a seguir teniendo poder, diseminar topos y ñoquis por todo el estado y demostrar que sus caprichos son gigantescos.

Está claro que jamás quiso entregar ni la banda ni el bastón a Macri ni a nadie. Está claro que todo el tiempo estuvo buscando una excusa para que no quede en la historia el símbolo de su fracaso político que es transferir el poder a un ingeniero que es su contracara en todos los sentidos y al que ella desprecia.

Se resiste a aceptar la realidad. Pero en lugar de decir la verdad y plantear que no quiere, no puede o no sabe ceder el poder porque nunca lo cedieron los Kirchner en ningún lado, se victimiza y quiere culpar al otro de sus propias miserias.

Tiene un gran problema: nadie le cree. O muy poca gente se traga sus mentiras seriales. Mauricio Macri, como todos, tiene virtudes y defectos. Pero nadie escuchó ni vio ni denunció a Macri por gritar ni maltratar a nadie. En cambio la historia de Cristina está plagada de sus gritos y maltratos a todos y a todas. Lo mismo que Cristina hace en público, lo potencia en privado. Hay cientos de anécdotas que cuentan su mal humor y sus alaridos insultantes incluso, hacia su marido fallecido.

Ahora nos quiere hacer creer que Macri le gritó y que por ese motivo no va a traspasarle los atributos del poder en la Casa Rosada. Fabricó la excusa justa. Se victimiza como una “mujer sola” cuando nadie tuvo tanto poder desde el regreso de la democracia y hasta apuesta a que algún INADI K como el que tenemos la defienda de lo que ella sugiere como “violencia verbal de género”.

Ella dice que no va al traspaso en la Casa Rosada: “porque este señor me maltrató” y en realidad es porque nunca quiso ir. Pero es ella la que pierde y ya hay encuestas que hablan del aumento de su imagen negativa. Como si esto fuera poco para caldear los ánimos y potenciar a los más intolerantes, Cristina fogonea dos concentraciones de sus fanáticos con menos votos que puede convertir al centro de la ciudad en un verdadero polvorín. Debe saber la opinión pública que si algo malo ocurre será Cristina la responsable ante la historia. Todavía está a tiempo de tener un gesto de grandeza y llamar a la no confrontación y contribuir a que el 10 de diciembre todos los argentinos tengamos un día en paz.

En su catarata de twitter, Cristina certifica lo difícil que es volver del ridículo. Le habla a Macri de las flores amarillas que dejó en la quinta de Olivos pero no le dice nada de los millones de dólares que no dejaron en ninguna de las cajas del estado ni de las bombas de fragmentación que están colocadas para que exploten en las manos de los futuros ministros. Todas actitudes destituyentes y que evidencian su bronca.

Quiso posar de colaborativa con el tema de la presidencia provisional del senado para Federico Pinedo y terminó hablando en forma peyorativa y discriminatoria de Gabriela Michetti.

La patrona del mal de Balcarce 50 pierde su condición de máxima autoridad y vuelve a ser una ciudadana rasa. Eso la empuja a descalificar al presidente que se viene diciendo que la celebración democrática con banderas argentinas a las que Macri llama “no es su fiesta de cumpleaños”.

Alterada por los cuatro costados, la presidenta que se va llegó al paroxismo del autoengaño cuando se mostró como un pollo mojado porque el avión de Aerolíneas Argentinas no la va a esperar para que ella pueda ir a Santa Cruz a participar de la asunción de su cuñada Alicia. Tantos años viajando en el avión de la gobernación donde le llevaron las sábanas y los muebles de sus hoteles y hasta los diarios en papel para que la reina los leyera o en los Tangos del estado nacional que viajar otra vez en avión de línea es todo un problema insuperable.

A esta altura Mauricio Macri debería matar a Cristina con la indiferencia. Seguir su camino y trabajar a fondo para solucionar los problemas graves que quedan.

A esta altura Cristina debería poder procesar la derrota y elaborar el duelo de la pérdida. Es muy difícil porque hace 28 años que Cristina hace lo que quiere y se hace lo que ella dice. Pero terminó el juego. C’est finí. Game Over.

Cristina: no confunda a Perón con Nerón. Tenga la grandeza de decir que para un argentino no hay nada mejor que otro argentino. Y no deje el país en llamas. No juegue con fuego.


Alfredo Leuco.-

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