lunes, 1 de marzo de 2010

Soledad, divino tesoro...


La soledad no es únicamente una situación donde sentirse ajeno a uno mismo, es la única situación donde sentirse único.
La soledad daña y repara, a la vez y por etapas, procura la necesidad de evitarla y la urgencia de disfrutarla.
La soledad habita en nosotros como parte de nuestra propia condición, pero no vive su esencia hasta que se disfruta o padece.
La soledad se añora cuando falta con quién acompañarla, haciéndose insoportable cuanto más cerca logras estar de los que la disfrutan.
La soledad sólo se puede encontrar buscándola a solas, entonces sientes que lo haces en la mejor compañía.
La soledad no sólo cubre los pensamientos con un alo de tristeza y sume en la apatía, sino que ayuda a pensar cómo y por qué no necesitas a nadie. Basta con sentir que no se te necesita para que dejes de necesitar que nadie te diga lo mucho que puede llegar a necesitarte.

La soledad no es un manjar que pueda ser degustado en una primera instancia, necesita de su conocimiento profundo para que las visitas sólo sean lo que son y no una necesidad de intercambio. Hay que haber tocado fondo bajo su influencia para poder disfrutarla en su presencia.
Estar solo no es carecer de compañía, es saber que a los demás no les importe si la tienes.
La soledad no es sentir que aquello que te falta tarda en llegar, es saber de ti mismo estando a solas contigo.
La soledad no sólo es sufrir el peor tormento que pueda conocer tu espíritu, es el detonante necesario para conseguir estar por fin solo y dejar de sentirte sin nadie.
La soledad se vive, no se siente. Pero si más que vivirla mueres teniéndola, no es soledad, es no tener a nadie que te comprenda.
No nos sentimos solos porque nadie nos acompañe, nos sentimos solos cuando la mente se sale de nuestros márgenes y no encontramos a nadie que nos la remita de nuevo.
La soledad es temor a perderla cuando más acompañados estamos, pues es estando solo cuando más solo necesitas estar.
La soledad se odia cuando la ausencia de alguien te pide estar solo, y se ama cuando más acompañado te sientes por quien sufre el que puedas llegar estarlo.
La soledad no sólo es cuna de preguntas sin respuesta, es el bastión donde las dudas se convierten en certezas.
La soledad no sólo es querer tocar el cielo con la yema de los dedos cuando los pies se aferran al suelo, es rozar el suelo y sentir que el cielo se deja pisar.
La soledad no sólo es un estanque de aguas turbias donde todo se adormece, es el lago de agua de lluvia que te invita a sumergir el pensamiento mientras nadas dos metros bajo su superficie.
La soledad acapara el pensamiento y lo hace esclavo de uno mismo, por eso me gusta estar solo, pues sólo si aquel me da todo su tiempo, se adueña de cómo pienso.
La soledad es un tesoro que hace avaro al que lo tiene y miserable a quien lo padece, da vida donde sólo hay silencio y muerte cuando no se escucha a nadie.
Soledad es decir lo que piensas y pensar lo que no dices, callando cuando más necesitas escuchar tu pensamiento y hablando con tu conciencia cuando más precisas no pensar.

Hablaríamos de soledad hasta que te sintieras más solo que la una o tan acompañado como yo con la mía, pero sería a costa de abrir demasiado las compuertas de este viejo embalse de ideas que amenaza rebosar con tan sólo una gota de las tuyas.
La soledad es abierta y no tiene fronteras ni cinchas que la limiten, tiene márgenes de colores que ordenan las sensaciones que siempre se mezclan.
La soledad es lineal en un espacio circular, donde el bamboleo de los sentidos se orienta caprichoso en pos de planos inimaginables y distintos.
La soledad que añoramos eres tú sabiéndote conmigo y sin mí, y soy yo contigo y sin ti; por mi la pierdes y sin ti la quiero, juntos conseguimos no tenerla y damos vida a esa triste utopía de no querer separarnos. Soledad en compañía o soledad a solas… soledad que se padece o compañía a solas.

La soledad es una palabra que sólo en plural se hace inaceptable.
La soledad contiene 7 letras que juntas hacen de ti el ser que no las necesita para saberla completa.

Fuente: Compartiendosilencios

No hay comentarios:

Publicar un comentario