martes, 12 de octubre de 2010

12 de Octubre - Las invasiones españolas, mas conocidas como el “descubrimiento de América”


América no se llamaba así en 1492, Había sido poblada hacia unos 30.000 años. Los primeros habitantes de este inmenso continente llegaron desde Asia y desde Oceanía en oleadas sucesivas, los primeros por el norte y los segundos por el sur.

Para 1492 se habían desarrollado formas variadas de organización social. Había sociedades urbanas con grandes y bellas ciudades, como la de los aztecas, en el valle central de México, y la de los incas, en los Andes centrales. La cultura maya, que se extendió por la península de Yucatán, ya había desaparecido misteriosamente.
Los mayas lograron un desarrollo cultural notable entre los años 300 y 900. En sus monumentales ciudades Estado, pobladas de maravillosas obras de arte, se destacaban sus científicos y matemáticos, que lograron establecer el calendario solar de 365 días.

Los aztecas tuvieron su auge en el siglo XIII y fundaron la que llegaría a ser la ciudad más grande y poblada del mundo de la época: Tenochtitlan. Los aztecas Vivian de la guerra y de los tributos que se veían obligados a pagar los pueblos vencidos. Se dedicaban a la agricultura. En sus ciudades como en las mayas, se destacaban las pirámides, en cuyas paredes pueden verse aun hoy centenares de jeroglíficos que dan testimonio de una extraordinaria cultura. Se regían por dos calendarios: el lunar, de 260 días, y el solar, de 365 días.

Los incas crearon un imperio que llego a ocupar gran parte de los actuales países de Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Fueron grandes guerreros, agricultores, artesanos y arquitectos que aplicaron a sus ciudades ingeniosos sistemas de riego y defensa.

Todas estas culturas respetaban al resto de los seres vivos. No practicaban la caza deportiva y cuidaban el medio ambiente. Los ancianos y los niños eran los más respetados en sus sociedades porque veían en ellos la memoria y la sabiduría, en un caso, y el futuro en el otro.

La mejor gente del mundo

Ni Colòn ni los reyes tenían la menor noción de haber “descubierto” un nuevo continente. Seguían pensando que habían llegado al Asia, pero de todas maneras se sintieron con derecho a apropiarse de estas tierras y sus habitantes, sobre lo que dice el almirante: “Son la mejor gente del mundo y sobre todo la mas amable, no conocen el mal –nunca matan ni roban-, aman a sus vecinos como a ellos mismos y tienen la manera mas dulce de hablar del mundo, siempre riendo. Serian buenos sirvientes, con cincuenta hombres podríamos dominarlos y obligarlos a hacer lo que quisiéramos”

Ya durante el primero de los cuatro viajes de Colòn comenzó la explotación de los nativos. Los arahuacos, habitantes originarios de las islas a las que llego Colòn, desconocían el trabajo, las armas de fuego y las jerarquías del poder. No necesitaban trabajar para obtener lo necesario para la vida. Una naturaleza muy generosa los proveía de todo lo necesario.

“No había entonces enfermedad,
No había entonces pecado,
Había santa devoción en nosotros.
Saludables vivíamos.
No había entonces enfermedad,
No había dolor de huesos,
No había fiebre,
No había viruela.
No fue así lo que hicieron los extranjeros
Cuando llegaron aquí.
Ellos enseñaron el miedo,
Y vinieron a marchitar las flores.
Para que su flor viviese,
Dañaron y sorbieron nuestra flor.
A castrar el Sol!
Eso vinieron a hacer aquí los extranjeros.”

La fiebre amarilla

Colòn y su gente trasladaron a América toda la intolerancia de una España que necesito para afirmar su dudosa unidad e identidad la destrucción y la eliminación del otro.
De los moros y judíos se paso a los “salvajes”. Así lo dice el propio almirante en una carta a los reyes: “Este año de 1492, después de haber dado fin a la guerra de los moros y después de haber echado fuera todos los judíos de todos vuestros reinos y señoríos, pensaron en enviarme a mi a las dichas partes de las Indias”.

Olvidándose de las famosas Leyes de las Siete Partidas redactadas por el sabio rey Alfonso X, que decían: “La libertad es la mas noble cosa del mundo: así, por el contrario, la servidumbre es la mas vil cosa del mundo”, “el gobernante Colòn esclavizò a los nativos y les ordeno que le trajesen todo el oro que encontrasen. Al poco tiempo, como cuenta el historiador de Harvard Eliot Morison, comenzó el almirante a cortarles las manos a los que no consiguieran ni una pepita del preciosos metal.

Así fue como los europeos, obsesionados en su afán de lucro por obtener oro y plata, introdujeron el trabajo forzoso entre los nativos y comenzaron a destruir su organización social originaria.
Ya a comienzos de la conquista y ante las primeras noticias de baja notable de la población sometida, la reina Isabel comenzó a preocuparse y dicto una provisión real, en la que la “protectora de los indios” decía: “Los cristianos que viven y moran en la dicha isla (La Española) ni hallan quien trabaje en sus granjerías y mantenimientos ni les ayude a sacar ni coger el oro que hay en la dicha isla, y porque no deseamos que los dichos indios sean doctrinados para que la dicha isla se labre y se coja el oro que en ella hubiere para estos mis reinos” Sugería la reina-enferma de la misma “fiebre amarilla” de Colòn, que se la obsesionaba con el oro- que se les pagara un salario a los indios.

Dice al respecto el historiador Carlo Cipolla: “El oro del que se apoderaron los conquistadores fue exclusivamente producto de robos, botines y saqueos. El inconveniente de toda actividad parasitaria es que no puede durar por siempre. Tarde o temprano, según la consistencia de los tesoros acumulados por las victimas y la eficiencia de los depredadores, aquellas son despojadas de todos sus bienes y para sus ladrones ya no queda nada que hacer”

Justificando el despojo

Aun hoy, algunos textos nos siguen presentando argumentos muy curiosos para justificar la conquista de América. Hablan de la “necesidad” de expansión de las potencias europeas, de la búsqueda de nuevas tierras, de la voluntad de expandir su fe. Estas “necesidades” justifican acaso el genocidio y la imposición de diferentes modos de producción y diferente cultura? Como venimos diciendo, es una notable curiosidad que civilizaciones que han basado su poder y riqueza en la imposición de la propiedad privada no la respetaran cuando se trataba de “salvajes”

Oro por baratijas

Muy frecuentemente, para descalificar a los indios se suele recurrir a la anécdota según la cual los indios cambiaban gustosos sus adornos de oro por objetos que en España no tenían valor, como espejos, collares de vidrio o instrumentos musicales. Pero quienes plantean estos argumentos hacen gala de una gran ignorancia, porque en América el oro no tenia el valor de cambio, el valor •en si” que tenia para los europeos.Aquí no había monedas de oro, ni se desataban guerras por su posesión. El oro era uno de los metales que los nativos usaban para elaborar sus artesanías. Para los americanos, los objetos traídos por los europeos eran dignos de admiración e interés y por eso querían obtenerlos.

Fragmentos del libro “Los mitos de la historia argentina” La construcción de un pasado como justificación del presente de Felipe Pigna.


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