Hoy ya es técnicamente posible llegar a la caja de un local de comidas rápidas, hacer el pedido y en el momento de pagar, en lugar de echar mano a efectivo o a una tarjeta plástica, deslizar un teléfono celular frente a un lector para que, de modo instantáneo, se debite de nuestra cuenta bancaria el precio de la hamburguesa y las papas fritas.
Eso es posible gracias a tecnologías como la denominada Near Field Communication (NFC, comunicación de campo cercano). Pero, mientras adelantos como este recorren su camino de desarrollo, ya existen en el país algunas experiencias en las que el celular funciona como un medio de pago.
En general, las iniciativas actuales basan su funcionamiento en el envío de mensajes de texto (SMS).
La tarjeta de crédito Naranja, por ejemplo, ofrece Naranja Mo. Un servicio que permite, después de darse de alta mediante un SMS y de cargar dinero en nuestra cuenta, pagar con el móvil. ¿Cómo? Otra vez enviando un SMS con la palabra Compra en el momento de abonar en un comercio adherido al sistema; enseguida se recibe un código que debe informarse al cajero, y listo. Comafi Móvil es un servicio similar.
Mientras que en Mendoza funciona Cash 24, un servicio que otorga créditos personales a usuarios no bancarizados. Siempre mediante su celular, quienes reciben los créditos pueden pasar a buscar el efectivo por locales de Pago Fácil, o hacer compras en locales adheridos al sistema.
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