La ONU denuncia que mientras unos países sufren la pandemia del hambre, otros tiran la mitad de la comida que producen.
Una mujer da de comer a su hijo en Kenia.
La tragedia de las hambrunas afecta a países subdesarrollados que no tienen los recursos necesarios para salir de la pobreza. Pero el verdadero drama es que esos millones de habitantes no mueren de hambre porque no haya comida para ellos, sino porque los países desarrollados son muy ineficientes en la forma de distribuirlos.
La ONU denuncia que más de la mitad de los alimentos del mundo se tiran o se desaprovechan. Las formas de producción ecológicas parecen ser una de las soluciones de este problema, según el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA).
"Hay pruebas en el informe de que el mundo podría alimentar a toda la población sólo llegando a ser más eficiente, mientras también asegura la supervivencia de los animales salvajes, los pájaros y los peces del Planeta", declaró a agencias el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner.
"Necesitamos ocuparnos no sólo de la forma en que el mundo produce alimentos, sinto también de la forma en que los distribuye, los vende y los consume, y necesitamos una revolución que aumente las cosechas trabajando con la naturaleza en vez de trabajar contra ella", añadió.
La crisis afecta sobretodo a los más pobres
En los últimos 100 años ha habido una tendencia de declive en los costes de los alimentos, pero según recoge el informe, esta tendencia podría estar llegando a su fin, y da una nueva dramática cifra: el aumento de los precios del último año ha conducido a 110 millones de personas a la pobreza.
Las perspectivas en este aspecto no son alentadoras, ya que el informe señala que que los precios mundiales de los alimentos aumentarán entre un 30 y un 50 por ciento, aproximadamente, durante las próximas décadas. Al mismo tiempo, se prevé que la población mundial aumente desde los 7.000 millones de personas hasta los 9.000 millones.
Por ello, es necesario introducir ciertas regulaciones de los precios de las materias primas y reservar grandes cantidades de cereal para fomentar la estabilidad de los precios.
Las alternativas
El PNUMA señala que una de las opciones es utilizar desechos de comida reciclada como una alternativa ecológica.
Steiner aseguró que se necesitan soluciones innovadoras como la que se está realizando en Níger, donde los expertos del PNUMA están estudiando cómo preservar el 60 por ciento de la cosecha de cebolla que se estima que se pudre antes de llegar al mercado. "Tenemos un problema muy serio en nuestro Planeta", manifestó Steiner, según recoge la agencia Europa Press.
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