miércoles, 20 de junio de 2012

El Dìa de la Bandera y su creador Juan Manuel Belgrano


Manuel Belgrano, el nombre del mito

Tras su muerte, y a la luz de sus hechos y valores, la figura de Manuel Belgrano se agigantó. Hoy conviven con su recuerdo infinidad de mitos y leyendas. ¿Era amanerado, tuvo hijos no reconocidos, cómo era realmente el pabellón patrio que creó?

Hoy se conmemora el fallecimiento del general Manuel Belgrano. No solamente fue un patriota que abrazó la causa libertadora sino también un progresista en tiempos del Virreinato. Ocupó varios cargos públicos, fue periodista, promovió el comercio, apoyó la creación de establecimientos escolares, y fue el creador de la Bandera nacional.

Sin ser militar de carrera, tuvo que enfrentarse a los realistas en combates bravísimos. Tras una vida agitada, murió en la máxima pobreza y bajo un manto de olvido.

Alrededor de su figura existen varios mitos que trataremos de aclarar .

Era “afrancesado”?

El rumor histórico que dice que Belgrano era afeminado se creó a partir de su carácter demasiado amable, sensible y fino, lo que se sumó al recuerdo de su voz aflautada.

Es famosa la anécdota que relata la ocasión en que San Martín trataba de instruir a los oficiales, repitiendo una voz de mando y ordenó: “Batallón... maarch...” Después, siguió Belgrano. Al escuchar su débil voz, uno de los jefes, el coronel Manuel Dorrego, largó una carcajada burlándose.

A San Martín le causó enojo y le dijo: “Señor coronel, hemos venido aquí a uniformar las voces de mando”. Luego, reiteró la orden; Belgrano repitió la expresión, y Dorrego volvió a reírse. Al ver esta humillante actitud, San Martín se enfureció. Desde allí, se supone que Dorrego y muchos de los amigos de éste, lo trataron de afeminado.

Otra de las causas de su fama ocurrió en 1818 cuando al mando del Ejército del Norte, en Tucumán, impuso una disciplina férrea a su tropa prohibiendo los bailes, las mujeres y la baraja. Sus oficiales daban un espectáculo desagradable por aquellos vicios que irritaban a Belgrano. Hasta dicen que se disgustó con su amigo Martín Miguel de Güemes, porque vivía con Juana Inguanso de Mella sin estar casado, entonces esto era un mal ejemplo para la tropa. Todo esto provocó una serie de comentarios sobre “la refinada” de la personalidad del prócer.

¿De qué color era la bandera original?

La bandera enarbolada por Belgrano en el 27 de febrero de 1812 en las barrancas del río Paraná, era totalmente diferente de la que conocemos hoy. Aquella era blanca arriba, azul celeste en medio y la última blanca, y tiempo después, fue Bernardino Rivadavia quien dispuso la inversión de las franjas. Las dos banderas fueron encontradas en 1883 en la vieja capilla de Titiri, curato de Macha (Potosí, Bolivia) -lugar donde tuvo asiento el cuartel general del Ejército patriota- en 1883 la de Belgrano y dos años después la de Rivadavia.

¿Existió el Tambor de Tacuarí?

Desde hace varios años algunos historiadores dudan sobre la existencia de Pedro Ríos, tal el nombre del supuesto “tamborcito de Tacuarí”. Según cuenta la tradición oral y algunos escritos de Mitre y de Pastor Obligado, que después de rezar sus oraciones en Yaguareté Corá, actual Concepción, el general Belgrano, al salir del templo, se encontró en el atrio de la iglesia con algunos paisanos que solicitaron su incorporación a la Campaña Libertadora, y que entre éstos apareció un niño de 12 años, lleno de decisiones, que pedía insistentemente ir con el ejército para poner al servicio de la revolución el fervor de sus entusiasmos juveniles.

Según la historia oficial, el niño llamado Pedro Ríos participó en varios combates y el 9 de marzo de 1811, el niño marchaba al frente de las tropas con su tambor batiente. El pequeño cayó víctima de dos disparos en el pecho en aquella jornada gloriosa para las armas patriotas.

El estudioso Ernesto Quiroga Micheo, en un reciente artículo, rastreó los orígenes del Tamborcito y encontró que no hay pruebas fehacientes de que se llamara Pedro Ríos, de que fuera nativo Concepción ni de que muriera en la batalla de Tacuarí..

¿El día de la bandera o el de Belgrano?

Desde hace muchos años, se conmemora el 20 de junio como “Día de la Bandera”. Algo que presta confusión, ya que si se debe poner una fecha, ésta debiera ser el 27 de febrero de 1812, día de la jura en las barrancas del Paraná, Rosario. ¿Dónde nace este “nudo de fechas”?

En el año 1933, el historiador Calixto Lassaga lideró un movimiento de opinión destinado a lograr que la conmemoración oficial del Día de la Bandera coincidiese con la recordación de la muerte de Manuel Belgrano. Lassaga sostenía que no debía ser el 27 de febrero sino el 20 de junio, con el objetivo prioritario de “que las escuelas tomaran parte -por hallarse en período lectivo- de las festividades que se organizasen, y los conscriptos pudieran prestar el juramento a la Bandera en el mismo sitio en que la enarbolara el ilustre prócer”.

Así fue que se creó la Comisión Pro- Día de la Bandera. En mayo de 1935, el diputado Nacional Rafael Biancofiori presentó un proyecto de ley que apoyó lo sustentado por la comisión popular de homenaje a la Bandera y a su creador el general Manuel Belgrano. Después de cinco años, más precisamente el 9 de junio de 1938, fue dictada la ley Nº 12.361, en la que se estableció el 20 de junio como Día de la Bandera, “por coincidir en ella el aniversario de la muerte de su creador, cuya vida y cuya gloria están identificados con la Bandera nacional”, y se declaró feriado en todo el territorio de la República.

¿Tenía hijos no reconocidos?

Se dijo que Belgrano había tenido dos hijos, y que no habían sido reconocidos. Veamos qué hay de cierto en esta creencia popular.

El abogado y militar conoció a María Josefa Ezcurra, hermana de Encarnación Ezcurra, esposa de Juan Manuel de Rosas. La relación amorosa se inició tras una tertulia. María Josefa se había casado muy joven con un primo, Juan Ezcurra, y luego de nueve años de matrimonio, se separaron.

Ella se enamoró de Belgrano e iniciaron un romance del cual nació un hijo, Pedro, quien fue adoptado por el matrimonio Rosas.

El creador de la bandera nunca quiso casarse y, según opinan muchos, una enfermedad venérea contraída en Europa (Belgrano tenía sífilis) era un impedimento más moral que físico para formalizar un matrimonio.

Belgrano tuvo otra relación conocida con Dolores Helgera, una hermosa tucumana de buena familia que contaba, en 1816, con 15 años. Al momento de iniciar el romance, el general tenía 46 años.

A lo largo de dos años no dejaron de verse y la pareja fue el comentario social de la época. De esta relación nació, el 4 de mayo de 1819, Manuela Mónica del Corazón. Tres días después fue bautizada en Tucumán.

Tras este nacimiento, los padres obligaron a Dolores a casarse con un catamarqueño de apellido Rivas. En 1837, y al cumplir la mayoría de edad, don Juan Manuel le comunicó a Pedro que era su padre adoptivo y que su verdadero progenitor era el general Belgrano. Desde entonces, el joven empezó a firmar Pedro Belgrano y trabó relación con sus recuperados parientes. La relación entre los hijos de Belgrano fue muy fluida, así lo demuestra la correspondencia entre ellos.

Carlos Campana - Especial para Los Andes





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