lunes, 23 de julio de 2012

El delfín, un terapeuta con cerebro superior

Inteligente y cariñoso, este cetáceo se ha revelado capaz de ayudar a chicos y grandes con dificultades. En qué consiste la delfinoterapia y cuáles son sus aplicaciones y beneficios. Por ahora, en la Argentina, sólo se utilizan CD con sus sonidos.


- Emiten sonidos y se cree que "dialogan" entre sí

La delfinoterapia es una técnica que utiliza la interacción con delfines en zoológicos y acuarios. Se usa en los procesos de rehabilitación física y emocional, para mejorar la calidad de vida y para ayudar en el tratamiento de trastornos como Síndrome de Down, parálisis, lesiones cerebrales, cáncer, lesiones de columna, autismo, con embarazadas, bebés, niños y en casos de depresión.

Pero, además, es una terapia bella. Ya no por sus resultados, sino por lo especiales que son sus protagonistas, los delfines. Seres pacíficos y efectivos para tratar cuerpo y espíritu, dóciles, extremadamente inteligentes y muy cariñosos.

“Está comprobado científicamente que el simple hecho de acariciar a un animal baja las pulsaciones cardíacas y los niveles de estrés, calma la ansiedad y regula el azúcar en sangre y la presión arterial”, cuenta Samanta Pistocchi, directora de la Fundación Seres de Luz, dedicada a investigar desde 2004 los efectos de las terapias asistidas con animales.

“En el caso de estos cetáceos, se intenta interactuar con ellos a través de juegos específicos, de la estimulación de ondas sonoras dirigidas y del nado. Además, se los alimenta y se aprende sobre ellos desde el área educativa, por lo cual es una terapia muy completa. Cualquier persona, sana o enferma, se ve beneficiada por el contacto con delfines, ya que el simple hecho de generar endorfinas -las hormonas de la felicidad que se liberan en situaciones placenteras- es bueno para la salud.”

Un dato curioso: estos animales son un sonar natural capaz de actuar en el interior del cuerpo humano, estimulando el sistema inmunológico y facilitando la curación.

Suena complejo. Pistocchi lo explica: “Su principal característica es su sistema de comunicación a través de ondas ultrasónicas de altísima frecuencia, que llega a superar los 80.000 hertz -el hertz es la unidad estándar de frecuencia-. Estas penetran en el sistema nervioso de quien está en contacto con ellos y estimulan el cerebro, activando glándulas que segregan hormonas asociadas con estados de felicidad y placer. En el caso de los chicos con Síndrome de Down, se observa una mejora en sus respuestas, su atención, su memoria y su concentración”.

Maravillosa inteligencia


“Si la inteligencia se define como la capacidad de conocer, aprender y analizar, los delfines son inteligentes”, dice sin dudar Carina Righi, Jefa de Conservación e Investigación del zoológico Temaikén.

“Su cerebro es superior al de un ser humano no sólo por su tamaño en relación al resto del cuerpo, sino también por su estructura: el córtex -la zona donde se genera la conciencia de uno mismo y del entorno- es más compleja en ellos que en nosotros. Todos los animales se comunican entre sí, pero éstos tienen un sistema tan particular de señales que puede pensarse que estamos ante un auténtico lenguaje. Emiten chillidos, gruñidos, gorjeos y golpeteos. Pero no lo hacen al azar, sino que pareciera que siguen pautas y realizan preguntas y respuestas.”

Estos cetáceos son seres sociales que viven en manada. La bióloga cuenta: “Los miembros jóvenes ayudan a los más viejos, por ejemplo, sosteniéndoles en la superficie para que respiren sin cansarse demasiado. Son extremadamente dóciles y adaptables a la interacción positiva con el hombre. De hecho, interactúan rutinariamente con los nadadores y buzos de una forma muy juguetona, nadando muy cerca, curioseando alrededor e incluso ofreciendo aventones cuando los agarran suavemente de la aleta dorsal”.

La mala noticia es que en Argentina no hay delfinoterapia, y no precisamente porque resulte costosa o compleja, sino porque la Ley de Pesca Nº 11.477 prohíbe el contacto directo con los delfines.

“Estamos avanzando en un proyecto de investigación científica en el área -explica Pistocchi-, para develar los beneficios de esta terapia y traerla al país. Pero necesitamos los subsidios y permisos correspondientes. Delfinarios de México y Venezuela nos ofrecieron hacer la investigación allá para luego replicarla acá, así que aspiramos poder llevarlo adelante en un futuro cercano”.

Material multimedia

Pistocchi diseñó un DVD y un CD con sonidos puros de delfines, que pueden usarse como herramientas en el contexto de un trabajo terapéutico guiado por un profesional. Pintarlos y trabajar con cuentos sobre el oceáno o sobre cetáceos, dicen, también ayuda.

El CD editado por Pistocchi se llama Sonidos Celestiales y se puede adquirir a través de su página web www.fundacionseresdeluz.org o en las librerías Kier.

La investigadora recomienda más material:

-CD Sueños Delfín del Nuevo Milenio, de Leo Apelbaum. En librería Kier de Avenida Santa Fe 1260.
-DVD The Dolphin’s Touch, de Horace Dobbs. Vía internet, en la página www.horacedobbs.com.
-DVD Ride a Wild Dolphin, de Horace Dobbs –vía internet, en la página www.horacedobbs.com.
-DVD Seres de Luz, también de Samanta Pistocchi. A través de la página www.fundacionseresdeluz.org, o en librería Kier de Avenida Santa Fé 1260.
-Película Había una vez un delfín, de Jean Claude Lord. En videoclubs.
-Película Winter el delfín, de Charles Martin Smith. En videoclubs.
-Película Le premier cri, de Giles de Maistre. Se puede ver en internet, en http://www.youtube.com/watch?v=EUgai0JzkDU

http://www.samanta-pistocchi.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=49&Itemid=59

Cada mes, además, la Fundación Seres de Luz da cursos y charlas sobre terapia asistida con animales. Info: www.fundacionseresdeluz.org


Por Silvina Dell'Isola / Especial para Buena Vida







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