sábado, 1 de diciembre de 2012

La estafa de los “llamá y ganá” de la TV


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Desde hace mucho tiempo que sé que los programas de televisión del tipo “llame y gane”, recaudan por medio de estafas, mentiras o zonas grises legales en la implementación de las reglas del juego. No solamente uno lo sabe por lógica, sino (en mi caso particular) por tener una suegra bastante adicta a este tipo de juegos (y a las compras tipo “llame ya”), en donde, a medida que cuenta con lo que se encontró, va haciendo su próximo llamado sin escarmentar. Había pasado ya bastante tiempo de esta fiebre suegril (que seguía, pero en decadencia) y hacía mucho que ya no tenía noticias sobre este tipo de juegos.

Estando en el trabajo con la tele al frente (sí, tengo TV ahí, envidiosos…), veo un programa residual del noticiero de Canal 13 que, justamente, era del tipo de juegos del que hablaba antes. Si no me equivoco, el programa se llama “SMS Vivo” o algo similar, y es conducido por la cordobesa que estuvo una vez en alguno de los Gran Hermano (no pongo el nombre porque no lo recuerdo). De todas formas, poco importa, porque todos los programas son calcados.

Con el programa en segundo plano por un tiempo, noto que, según lo que se veía y anunciaba la conductora, nadie estaba llamando. La respuesta al juego (una suerte de sopa de letras en el que había que encontrar el orden correcto de los caracteres para formar una palabra) era bastante fácil, pero contenía una palabra que, probablemente, no fuera reconocida (o al menos no fuese común) entre los que calculé era los target de ese programa.

Ahí fue cuando me quedé pensando un poco. Yo sé que esos espacios silenciosos en donde nadie parece llamar, son realizados a propósito para generar más llamados, pero ya había pasado una hora completa (con tandas en las que aumentaban el dinero) y nadie acertaba con la palabrita. Miro el reloj, eran las 2 AM del sábado (alias “viernes por la noche”). Una gran parte de los jóvenes estarían bailando, las familias que salían de visita podían no haber vuelto y los que trabajaban el sábado, por regla general estarían durmiendo. Sumado al hecho de una palabra poco común en el léxico general y que yo tenía créditos que ya estaban por vencerse, me quedé pensando sobre si llamar o no.

Entonces, tomé una decisión: iba a llamar. Si me atendían, ganaba el premio y listo. Sino, escribía un post en el blog para explicar cuáles eran los métodos oscuros para entregar el supuesto premio. Y aquí estoy

En pantalla aparecían dos medios de comunicación: uno para contactarse por SMS, el otro para llamada común (aunque ambos por celular, ya que le van descontando a uno los créditos necesarios que aparecen en letra hiper-súper-ínfima). La tarifa, obviamente, la ví después de acercarme al televisor y pegarme al vidrio. Ahí noté que iba de $1.21 a $2.25 (aunque nunca pude leer cómo aplicaban, ya que no disponía de microscopio a mano).

Intento primero por el SMS al 77277 (lo voy a hacer bien público, con sus números reales). Envío la palabra y espero. Al instante me llega una respuesta con “error de código” y una sarta de instrucciones para poder participar… en otros programas. Luego de mirar con una ceja levantada la escueta y errada comunicación, intento mejor con el teléfono.

Llamo al *66266, en donde me recibe un mensaje automático preguntándome… “que medio de transporte es más rápido”. Ante el desconcierto, escucho las palabras uno, avión. Me saco el celular del oído y miro si había marcado bien el número. Efectivamente, ese era. Vuelvo al auricular y alcanzo a escuchar un tres, auto. Ya que estaba, marqué la opción uno (auto no era y la segunda probablemente fuera una intermedia). Escucho la felicitación por haber acertado y, estupefacto, también el saludo de despedida de la maquinola: “Ha sumado un punto. ¡Recuerde seguir llamando para poder seguir ganando puntos y tener la posibilidad de salir al aire!”


Lo que significa esto es que, encubiertamente, uno jamás puede contactarse directamente para ofrecer la respuesta, uno nunca sabe cuál es la cantidad de puntos positivos que debe lograr para poder tener la posibilidad de llegar al aire, nunca se aclara del “sistema de filtrado” en el programa, en cada llamada nos facturaban la tarifa que figuraba como única en la mini-letra de la TV y de forma oculta nos cobraban de más (porque se ofrecen las tarifas unitarias, aunque un único llamado o SMS no sirva de nada con ese tipo de sistema). Uno entraba como a un tipo de sorteo (léase como “junte puntos para ganar una posibilidad”), pero sin aviso alguno.

Anonadado, colgué el celular. Esta vez, había aprendido la forma de manejarse y de estafar a los usuarios de estas empresas con poca ética comercial. Pero faltaban dos episodios más que iban a glacear la torta y ponerle la frutillita al tope.

El primer episodio extra, se dió con un mensaje que recibo a la media hora, con un Spam del mismo 77277, haciendo promos sobre sus juegos. Jamás había pedido ese tipo de mensajes, y mucho menos quería recibirlos, pero allí estaba. Un mensaje ilegal para seguir tratando de enganchar al cliente a un juego ilegal. ¡Bárbaro!

El segundo episodio empezó cuando, ya pasada otra media hora desde que colgué, la gente seguía sin acertar la palabra. Habían entrado media docena de llamados, pero ninguno se acercaba siquiera (lo que reforzaba lo que pensaba sobre el target de ese tipo de programas). Entonces, la cordobesa conductora anuncia que se abrían los llamados y todos pasaban a ser directos (me pregunto cuándo fue que aclararon que los anteriores iban a pasar por filtros imposibles de pasar con poco tiempo o dinero). Ya que estaba en el baile, seguí bailando. Vuelvo a llamar al celular… y otra vez salta la grabación. Mientras veía en letras rojas gigantes en TV un “llamado directo si o si!!!!”, escuchaba la misma pregunta que media hora antes. Volví a apretar el uno para ver si el sistema de puntajes se había cancelado y podía hablar directamente con alguien, pero no fue así. Volví a recibir el aviso de punto positivo.

Esperé 5 minutos más y volví a intentar. No podía creer que fueran estafadores tan a la vista, y teoricé que podría haber sido algún delay entre la orden que dió la conductora y la gente de sistemas que hay detrás de los fonos. Otra vez, me encontré con idéntica situación y mismo punto positivo.
O sea que al agregado de hacer Spam por teléfono, se sumaba el hecho de que, habiendo anunciado haber abierto las líneas directas, seguían atrapando a la gente en su sistema-red “buena pipa” de contención de créditos de celulares de usuarios.

En resumen, una estafa de principio a fin. Rompen tantas reglas (legales, morales y éticas) que uno queda con más desconcierto que bronca. ¿Nadie regula este tipo de juegos? ¿Nadie denunció antes este tipo de estafas y sus métodos malévolos y mentirosos para ganar dinero a costa de las mentiras?

Lo bueno del caso es que pude hacer una investigación de sus métodos por unos $6 o $7 (con IVA, espero). Debe ser la que menos dinero me costó y menos tiempo me llevó descubrir. Ahora, pregunto: si me salió tan barato y duró tan poco tiempo, ¿qué esperan los jueces para juntar esas pruebas para bajar este tipo de juegos que pululan en casi todos los canales del país y capturan a tanta gente incauta?

Yo tengo las respuestas. Mándeme un SMS y las envío. Favor de contactarse con muchos créditos en cuenta.


PLPLE


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