jueves, 11 de julio de 2013

Un tipo mediocre


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Decía José Ingenieros en su obra El hombre mediocre: “La mediocridad es una ausencia de características personales, que permiten distinguir al individuo en una sociedad porque la sociedad piensa por él, tiene voz pero sin eco, no tiene un ideal propio, es un ser domesticado que vive inmerso en la rutina, carente de personalidad, convertido en un muñeco del medio social, incapaz de crear y de enseñar algo positivo para los demás”. Sin temor a equivocarnos, estamos en presencia de un mediocre social.

El mediocre, es una sombra del otro porque su esencia es imitar, sin ideales y criterios propios, no crea algo útil para los demás, pero defiende los esquemas por muy absurdos que sean, al punto que odia a los creadores. No soporta la creatividad y el talento de los demás; como dijo alguien: “envidian a los emprendedores y los tildan de locos”.

Es un tipo incapaz de arriesgarse en algo difícil para lograr el éxito y dar más utilidad por el bien común. Es un hombre conformista que no se propone metas en beneficio de la sociedad; “los mediocres no viven los sueños, los matan”.

Su incapacidad los hace criticar a los luchadores, aquellos que aceptan las adversidades pero no se conforman, critican a aquellos que son incansables ante las dificultades y luchan a costa de nadie para triunfar y ser útiles a los demás y a sí mismos. El mediocre social odia a quienes son los verdaderos profesionales del arte de vivir porque ellos ponen de manifiesto la mediocridad de los demás.

El mediocre  ataca la pasión por el progreso espiritual y se burla de todo aquel que quiere ser mejor persona, se burla de todo aquel que vive rompiendo la rutina sin dañar a sus semejantes. Es un hombre que odia el amor y la paz.

Otra característica del mediocre  es la vulgaridad. No ama lo bello y esencial de la naturaleza humana. Es un hombre vulgar para hablar y actuar como ser social. Es un signo de ostentación y falsedad. Vive lo externo, pero nunca descubre el contenido o lo esencial de la vida. En  resumen es un estercolero social que critica sin medidas pero no es capaz de crear algo nuevo y útil para los otros.

Siempre me he preguntado ¿por qué el mediocre social no piensa, no crea, solo imita y repite lo que le dicen? Una persona, cuyos criterios admiro, dice: “No piensa porque no está entrenado para pensar por sí mismo, para crear y lograr un juicio propio ante determinada situación”. Es una mediocridad adquirida porque aparece en el tipo debido a la educación recibida desde el seno familiar, es un entrenamiento prolongado de repetir lo que dicen y hacer lo que hacen lo demás. Mediocridad que puede ser contagiosa cuando lo normal en un grupo  es no pensar por sí mismo, sin un razonamiento propio al extremo de convertirse en un hábito o costumbre, como dice un genio, la mediocridad social adquirida “puede ser tan profunda que a los hombres solo le preocupa la cantidad sin importarle la calidad en todos los aspectos de la vida social y personal del ser humano”. Es todo un adverbio de cantidad que nunca llegará a ser verbo.

La mediocridad, puede llegar a producir trastornos tan severos en la conducta del individuo que éste puede llegar a creerse cosas que no son reales en su vida personal, al punto de ser víctima de otra enfermedad muy lesiva para el ser humano: la elefantiasis del yo, un egoísmo sin límites. No sabe vivir los pequeños detalles, muy esenciales para enriquecer su espíritu y ser feliz. Siempre recuerdo las palabras de  Benedetti cuando dice “Lo más trágico no es ser mediocre pero inconciente de esa mediocridad, lo peor es ser mediocre y saberlo y no conformarse con su destino que, por otra parte (eso es lo peor), es de estricta justicia”.

La envidia es una de las características principales del mediocre social, ésta acaba con el hombre desde adentro, como un parásito que lo convierte en un inadaptado que no acepta lo que tiene y lucha por tener lo ajeno, es obsesivo por acabar con la felicidad ajena, es un individuo amargado por los éxitos de sus semejantes.

Algunos consideran que la pasión del mediocre es la envidia, es el mayor mérito de la mediocridad, porque sufre el bien y la dicha ajena. Es un fenómeno espontáneo en los hombres de corazones pequeños, pues trabajan con la mentira y odian la verdad.

La hipocresía es uno de los rasgos más sobresalientes en la personalidad del mediocre. Comparto el criterio de que la hipocresía es más profunda que la mentira porque ésta puede ser accidental pero la hipocresía es permanente, el hipócrita transforma su vida entera en una mentira metódicamente organizada. Hace lo contrario de lo que dice, siempre que le reporte un beneficio. La mentira es el poderoso instrumento de la hipocresía.

Hermógenes en su obra Lo esencial de la vida, nos dice: “Los hombres más atrasados en la escala evolutiva, son manipulados por su propio egoísmo, se conducen como diabloides perversos y pervertidos. Luego están aquellos que son muy egoístas y sin amor por los demás, estos forman el grueso de la humanidad, los mediocres, son los que luchan incansablemente por no ser sacrificados y por el contrario, conseguir siempre sacrificar  a los demás. Los sabios y los santos nunca piensan en sacrificar a los demás, sino que optan por sacrificarse ellos mismos en beneficio del amor y en armonía con la verdad”.

Aplaudo a los que dicen que la ignorancia engendra mediocridad y viceversa. “La ignorancia de muchos la padecen unos pocos”. Yo agrego, la mediocridad de muchos acaba con la razón de las personas y los convierte en una masa de ignorantes sin capacidad de pensar por sí mismos. Los convierte en imbéciles fáciles de manipular por la basura espiritual de hoy.

Por todo esto, alejemonos  de esta clase de individuos que solo procuran causarnos  infelicidad , y tratemos de rodearnos de personas que nos hagan bien y nos eleven como ser humano.-

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