“Síndrome de la Mitad
del Año”, esa sensación que oscila entre el “recién”
y el “ya”.
¿Avanzamos lo suficiente con los proyectos que nos
propusimos en enero? ¿Estamos preparados para
hacerlos avanzar más y mejor? ¿Qué controles debemos
ajustar, qué esfuerzos extras tenemos que hacer para
llegar a diciembre con más satisfacciones?
Podemos decir que perdimos medio año, pero también
podemos sentir que la experiencia lograda en estos
meses, lo que aprendimos, puede servirnos de impulso
y de guía para llevarnos más rápidamente al
propósito que buscamos.
Porque, en definitiva, se trata de seguir
construyendo el futuro con las herramientas que
vamos obteniendo y las habilidades que vamos
adquiriendo, a veces acertando, a veces
equivocándonos.
Te comparto cuatro consejos simples recomendados
por los especialistas, aptos para esta época del
año, o cualquier otra.
1. Visualización:
Hacete una imagen de cómo querés que sea, cómo te
sentís en ese futuro, con quién y cómo estás.
Algunos coachers aconsejan realizar un panel de
visualización, recortar fotos de revistas, dibujar,
escribir, y tenerlo siempre cerca, porque todas tus
acciones deben ir acorde a ésta visión.
2. Traer el futuro al presente, pero no desde tu
pasado.
La idea es que ya comiences a comportarte
sintiéndote en ese futuro que querés, por ejemplo,
si te ves feliz, alegre, seguro y confiado, debés
empezar a serlo, como en ese futuro.
Pero no lo traigas desde tu pasado, porque para
construir un futuro distinto posiblemente debés
hacer cosas distintas a las que hiciste en tu
pasado, aprender cosas distintas.
3. Nadie dijo que fuese fácil.
Antes de emprender un nuevo viaje hacia lo
desconocido te asaltarán las dudas, los miedos, las
inseguridades, pero es algo con lo que todo
constructor de futuro debe acostumbrarse porque
siempre van a ser compañeros de viaje en todo
comienzo.
Pero todo es empezar, hay que dar el primer paso y
mientras más pasos demos más pequeños se irán
haciendo nuestros miedos.
4. Rodeate de gente que esté en tu misma situación.
Juntate con personas que desprendan entusiasmo,
positivismo, que te acompañen, te ayuden, te animen,
que sumen. Pero no te olvides de lo más importante:
vos tenés que ser una de esas personas con las que
te gustaría rodearte, con las que te gustaría
compartir, de esas personas que propaguen el virus
de la felicidad.
Me despido con una frase del gran Nelson
Mandela: “Siempre parece imposible hasta que se
hace”.
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