El Invierno de Vivaldi
Por convención civil universal se determinó que el invierno, en el hemiferio sur, y el verano, en el norte, comienzan el 21 ó 22 de junio; pero hay razones astronómicas para considerar que empiezan en rigor unos 45 días antes, por lo que ahora se propone un nuevo calendario de "estaciones verdaderas".
El 21 ó 22 de junio se produce en el hemisferio sur el día más corto y la noche más larga del año, lo que se conoce como comienzo del invierno; simultáneamente, en el norte, tiene lugar el día más largo y la noche más corta, lo que se llama comienzo del verano.
Pero el invierno no debería comenzar con el día más corto, ni el verano con el más largo, porque esa circunstancia no marca su inicio, sino el comienzo del aparente regreso del Sol hacia su punto de partida y, por lo tanto, la mitad de esa estación.
La diferente longitud de días y de noches se debe a que la Tierra se traslada inclinada (siempre del mismo lado) alrededor del Sol, porque su eje de rotación tiene un ángulo de 23,44 grados con respecto al eje del plano de su órbita.
Consecuentemente, hay un período del año en que el hemisferio norte está cada vez más cerca del Sol (verano en el norte e invierno en el sur) y otro en que lo está cada vez más el hemisferio sur (invierno en el norte y verano en el sur).
Aunque alrededor del Ecuador la ecuación permanece casi inmutable, cerca de los polos se observa la diferencia extrema.
El solsticio de junio marca el comienzo del camino del Sol rumbo al sur; y el de diciembre, el de su vuelta hacia el norte.
En ambos casos, desde la Tierra, se ve al Sol aparecer y desaparecer cada vez más al norte, o cada vez más hacia el sur, hasta que "se para" y pega la vuelta en sentido contrario.
Dado que parece detenerse en el cielo, a este fenómeno se lo llama "solsticio", que en latín significa "sol quieto", ilusión visual que dura una semana.
En el sur, el verano civil se inicia el 21 de diciembre, cuando el Sol, visto desde la Tierra, llega a su punto más alto en el cielo y comienza a bajar, pero en realidad, ese día no comienza esa estación, sino que empieza a declinar: de ahí en más, las noches se harán más largas y los días más cortos y más fríos.
De igual forma, el invierno civil comienza en el sur con el solsticio de junio, cuando el Sol llega a su punto más bajo en el horizonte del norte y comienza a subir, aumentando paulatinamente su entrega de luz y energía; pero ese día no comienza esta estación, sino que empieza a decrecer, con noches cada vez más cortas y días más largos y más tibios.
Lo mismo pasa con la primavera y el otoño: la gente en contacto con la naturaleza puede observar que las plantas no obedecen al calendario civil, ya que brotes y pimpollos aparecen mucho antes de la primavera oficial; y que a la inversa, muchas pierden sus hojas bastante antes del comienzo oficial del otoño.
Esto ayuda a comprender por qué los celtas, que hace miles de años habitaban el hemisferio norte, hacían comenzar el invierno a fines de octubre, un mes y medio antes del solsticio de diciembre.
Por algo, en el Calendario Céltico, a este solsticio lo denominaban "midwinter", que quiere decir "mitad del invierno".
Hoy, los atacameños de la Puna chilena celebran su año nuevo el 1 de agosto: ellos interpretan que ese día comienza la primavera que para el calendario oficial nacerá recién el 22 ó 23 de septiembre, con el equinoccio.
Aunque otros pueblos andinos comienzan su año el 21 ó 24 de junio con el solsticio, obsérvese que el 1 de agosto todos ellos celebran a la Pachamama o Madre Tierra, dadora de frutos.
En concordancia, el científico Jorge Ianiszewski R., en su página web del "Círculo Astronómico", propone un calendario con "estaciones verdaderas" que dividen el año en cuatro partes iguales, pero donde solsticios y equinoccios no marcan el comienzo, sino la exacta mitad de las mismas.
Así, en el hemisferio sur, el verano real se extiende entre el 7 de noviembre y el 4 de febrero; el otoño, del 5 de febrero al 5 de mayo; el invierno, del 6 de mayo al 6 de agosto; y la primavera, del 7 de agosto al 6 de noviembre; en iguales fechas se
inician las estaciones opuestas en el hemisferio norte.
Bien mirado, este comienzo de las "estaciones verdaderas", sólo tiene una semana de diferencia con la del almanaque de los pueblos originarios de la Puna chilena, que hace nacer el año nuevo el mismo Día de la Pachamama: el 1 de agosto.
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