martes, 28 de febrero de 2012

Carta a la Presidenta CFK


Des estimada Sra. Presidenta/e:

Las nauseas que me provoco con su pseudo discurso, en el que insulto a nuestra inteligencia una vez mas, haciendo hincapié en que no se trataba de propaganda política, cuando su contenido era exactamente lo contrario, me indigno, como debe haber indignado a los familiares de todos aquellos que estuvieron en ese tren que a usted le tomo 5 días hacer mención....

Convirtió un acto de un prócer en una payasada que me avergüenza de saber que proviene de quien en principio debería gobernar para todos los argentinos.
Su falta de ética y de respeto hacia aquellos a quienes gobierna (le recuerdo que mas allá de ese 54% falso usted gobierna para todos, incluyendo el 46% restante), son una burla a cualquier ser que se considere medianamente inteligente.

Ni que mencionar el haber dado un resumen de lo que usted ve como "logros', sin mencionar las aberraciones que se suceden día a día, como la minería, la inseguridad, la corrupción, el barro (por no llamarlo de otra manera...) que ensucia a todos aquellos que la rodean, o su falta de explicación para el obsceno aumento de su patrimonio y el de sus ministros. Tampoco hizo mención al aumento de las dietas a senadores, lo que demuestra que tiene usted un discurso muy selectivo, como quedo demostrado al "atajarse' por lo que podría publicar "Clarín" al día siguiente.

Es usted y la manga de corruptos que la rodean los que viven en una burbuja, es usted la que esta alejada de la realidad si piensa que el argentino medio no ve estas cosas.

Discursos como el de hoy, la dejan aun mas mal parada, es tan patética usted como aquellos que la asesoran, ya que no hay que ser un genio para entender que SU PUEBLO, el que usted gobierna, esperaba una reacción publica suyo mucho antes, y que lo mínimo que se hubiese esperado seria una disculpa por no haber salido a hablar antes.

No hay un punto de su discurso que no sea rebatible.
No hay una palabra de las que salieron su boca que hayan sonado sinceras.

Para terminar, lamento decirle: me avergüenzo de que usted represente a los argentinos.

Hasta la próxima.

Daniel Vivio

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