miércoles, 11 de abril de 2012

Increible, beba dada por muerta, revive en la Morgue


Negligencia y milagro en Chaco. Nació sin signos vitales y firmaron su certificado de defunción. Estuvo casi 12 horas en un cajón, en la morgue, hasta que su madre exigió que lo abrieran para ver el cuerpo. Allí descubrió que estaba viva.



Resistencia. Corresponsalía. - 11/04/12

El no quería, ella insistió: deseaba ver el cuerpito de la criatura que había gestado durante 6 meses, y que 12 horas antes había muerto a pocos minutos de nacer. Fueron a la morgue del Hospital Perrando, y él abrió el pequeño cajón. Ella acarició las manitos con sus dedos. Y entonces escuchó un suspiro que la paralizó: la criatura se movía . Cayeron de rodillas y comenzaron a rezar entre llantos y risas.

La beba dada por muerta estaba viva
.

La “resurrección” de Luz Milagros Verón en el hospital central de Resistencia, Chaco, ocurrió la semana pasada pero recién trascendió ayer, y generó una catarata de comentarios en radios, portales digitales y redes sociales. Algunos pusieron en foco la milagrosa supervivencia de la beba; otros en la presunta negligencia médica que desencadenó en la suspensión de los cinco médicos que intervinieron.

Esto es más que un milagro . En mi familia somos creyentes, y ahora nuestra fe en Dios es mucho más grande”, le dijo a Clarín el padre de la niña, Fabián Verón (31). Su esposa, Analía Bouguet (29) va y viene con noticias desde la terapia intensiva del servicio de neonatología del hospital.

Luz Milagros estuvo casi 12 horas en un cajón cerrado, guardado dentro de una heladera a una temperatura cercana a 0 grado. Si su madre no hubiera querido verla antes de volver a su casa, hubiese muerto inexorablemente.

“Nos dijeron que la beba tenía hipotermia y que eso pudo haber debilitado sus latidos, lo que se habría acentuado porque ya tenía bajo ritmo cardíaco antes de nacer. Pero está claro que no se respetaron los pasos que hay que seguir en estos casos ”, dice Fabián.

El padre de Milagros se refiere a un protocolo sanitario que establece que en caso de bebés que mueren en el parto, los cuerpos deben ser mantenidos dos horas en un ambiente tibio. Verón dice que a él le entregaron el acta de defunción de su hija a las 10.24 de la mañana del martes 3 de abril, minutos después del parto. Y que a las 11.05 ya había ingresado a la morgue.

Verón y su esposa estaban preparados para una mala noticia. El embarazo había sido difícil y antes de la cesárea les avisaron que la actividad cardíaca del feto era muy baja. La beba pesó 840 gramos, y según le dijeron los médicos a Fabián, murió en pocos minutos.

La noticia golpeó duro a la pareja y parecía el peor eslabón de una mala racha: Fabián había perdido su trabajo en una empresa de mantenimiento, que era el único ingreso del hogar que componen otros cuatro chicos.

Antes de dejar el hospital, Analía pidió ver el cuerpo de su hija. Por la mañana había solicitado lo mismo Fabián, pero le dijeron que el cajón ya estaba cerrado . Pero con su fuerza de madre, Analía no aceptó la negativa. Entonces le dijeron que podía ir a la morgue.

En el gélido depósito de cadáveres los atendieron dos encargadas, que sacaron el diminuto ataúd de una heladera y lo pusieron sobre una camilla. Fabián desclavó la tapa con una barra metálica.

Analía retiró las gasas que cubrían a la criatura, y comenzó a acariciarle las manos. Sintió un suspiro, y luego vio movimiento. Casi se desmaya. Fabián se acercó y tocó el pequeño pecho. “¿Por qué se mueve mi hija?”, preguntó. Después llegaron las risas, los llantos de júbilo y una carrera con la beba en brazos hacia el ala central del hospital. La niña, dicen los profesionales que la atienden, evoluciona bien pero todavía tiene mucho camino por andar. Sus padres no dudan de que el milagro será completo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario