viernes, 25 de mayo de 2012

La Revolución de Mayo



“Creen que los hijos del país puedan volver a las cadenas? No conocen los enemigos que, aun cuando logren nuestro exterminio, nuestros hijos han de vengar la muerte de sus padres” Mariano Moreno.

Uno podría preguntarse con todo derecho: la Revolución de Mayo fue un acto económico, un acto político, un acto militar? Y responderse: no, fue un acto escolar.

Así atraviesa nuestras vidas el hecho fundador de nuestra nacionalidad, como un recuerdo agridulce de pastelitos, corcho quemado y vendedores ambulantes.

La anestesia, suministrada por el poder a un pueblo demasiado atosigado por la subsistencia –y, en casi la mitad de los casos, por la pobreza y l hambre-, como para darse tiempo de pensar en nuestras raíces históricas, causa nuestros males actuales.

A lo sumo, el sistema fomenta debates tan trascendentes como la existencia o inexistencia de paraguas en aquellos días de 1810, o sesudos contrapuntos meteorológicos basados en la contradicción marcada por la canción “El sol del 25 viene asomando” y las ilustraciones del Billiken, el Simulcop (era un cuaderno con las ilustraciones necesarias para todo un año escolar (por ejemplo, Simulcop de 6ª grado) que se transferían al cuaderno de clase presionando sobre ellas con un lápiz. Dejó de editarse a fines de los años sesenta), y el Manual del alumno, que muestran una plaza indudablemente lluviosa. A esto se pretende reducir, consciente o inconscientemente, el proceso que marcaría a fuego nuestro futuro como nación. Se comprende, entonces, que los poderosos de turno y sus voceros se pongan nerviosos ante un hecho histórico que plantea las cuestiones básicas no resueltas de la Argentina, como la justicia, la equidad, el modelo econonomico, la dependencia y la corrupción.

Todo eso es Mayo y sus circunstancias, su contexto. Es el comienzo de un “ellos” y un “nosotros” que no ha terminado y no terminará. Ni por el camino de la apología absurda ni por el de la difamación calumniosa por deporte, aun cuando se crea que en eso consiste la novedad.

Felipe Pigna del libro “Los mitos de la historia argentina”

No hay comentarios:

Publicar un comentario