lunes, 13 de agosto de 2012

Perros condenados a cadena perpetua, una crueldad

"En algún lugar bajo la lluvia siempre habrá un perro abandonado que me impedirá ser feliz." (Jean Anouilh). Al respecto, una de las grandes injusticias a la que sometemos a nuestro mejor amigo, la atadura constante.


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Descendientes del lobo, necesitan del respeto y el afecto humanos

Cuando llueve torrencialmente y el frío es como una navaja que pareciera cortar la vida, no puedo dejar de pensar en esos seres maravillosos como son los perros, relegados al fondo de un terreno sobre el barro, en sombríos patios traseros o en desnudas y aisladas terrazas, condenados a cadena perpetua y a la intemperie.

Aún soportando estas terribles condiciones de vida, esos perros estiran al máximo la atadura que los ciñe para avistar aunque sea de lejos al ser que increíblemente idolatran y que es, justamente, quien los mantiene en ese estado de indefensión extrema.

Los perros son seres que lamentablemente anhelan la compañía del ser humano, ellos han heredado de los lobos la sociabilidad. Aislarlos de las personas o de otros animales es absolutamente cruel e injusto para la especie.

Lo perros consideren al ser humano como líder de la manada y se rinden a sus decisiones. Lamentablemente, estas no son siempre justas y equilibradas, y ellos suelen padecerlas de por vida.

Mantener a un perro sujeto en forma permanente le acarrea trastornos físicos y psíquicos, ya que por su herencia de los lobos están formados para desplazarse por kilómetros. Esclavizarlos los convierte en animales tristes y desdichados, y la falta de movimiento los hace proclives a dolencias que afectan sus articulaciones, entre otros males.

Hay quienes dicen que un perro “atado” permanentemente es mucho más bravío si es utilizado para defensa de sus responsables. No es verdad, la crueldad permanente hace a estos animales más desequilibrados e impredecibles.

Se dice también que no hay mejor servicio de guardia para una propiedad que la que provee un perro bravo. No es verdad, los perros suelen ser envenenados o baleados a distancia o, en el caso de los machos, distraídos por una perra en celo, para que el robo se concrete.

Ningún perro debe ser mantenido a la intemperie. Si el animal no tiene permitido la entrada a la casa, debe al menos tener la posibilidad de protegerse en un galpón o lavadero o, como mínimo, en una casilla amplia y bien construida, colocada a la sombra en verano y al sol en invierno.

Quien no crea que lo señalado como problema hace padecer a un perro, debería considerar probarlo por sí mismo, permaneciendo tan sólo 24 horas atado a un punto fijo y a la intemperie en días de frío intenso, soportando la lluvia.. Solo bastarían esas 24 horas para saber lo que el perro sufre con frecuencia toda su vida.

En tantos años ejerciendo la defensa de los animales, he aprendido que esta forma de crueldad ha sido siempre la más común y frecuente y la más difícil de tratar, porque al no estar incluida en nuestra Ley Nacional de protección de los animales, depende siempre de la interpretación de un juez recargado de causas penales, algunas de ellas terribles, que termina por desconsiderar nuestra denuncia o dilatar su tratamiento infinitamente, lo cual es más o menos lo mismo.

No hay razón alguna para que un ser inocente sea condenado a cadena perpetua y a la intemperie. No se puede entender cuál es el motivo para que estos inocentes animales vivan sin la debida protección, como si estuvieran castigados.

Adoptar animales no es obligatorio, pero tratarlos como mínimo con respeto por las características de la especie sí lo es. ADDA tiene un proyecto de reforma a la Ley Nacional de protección a los animales para revertir esta injusticia.


Por Martha Gutiérrez / Especial para Buena Vida


La autora es periodista y presidenta de ADDA (Asociación para la Defensa de los Derechos del Animal), adda@fibertel.com.ar

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