miércoles, 9 de enero de 2013

La Fragata llegó ayer al mediodía, pero hay que esperarla a ELLA.


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Como dicen en el teatro, el show no empieza hasta que llega la estrella. Y la estrella no es la Fragata Libertad sino que es ELLA. A pocos o a nadie les importa que haya muchachos argentinos que estuvieron más de 2 meses sin saber que sería de sus vidas cada noche. De guardia en un puente para evitar que el buque fuera tomado, dispuestos a resistir con armas inapropiadas.

La Fragata llegó a Mar del Plata ayer, mas cerca del mediodía que de la tarde. Si hasta el oficialista Canal 23 ponía su imagen estática, con un zoom televisivo, quieta, allí donde las olas eran lo único que se movía, esperando que sea el día y la hora del show. Ahí estaba, quieta, de perfil, casi como pidiendo que la vean. Todo un gesto de dignidad sin que el poder los pueda sancionar. O cuando menos sin sancionarlos arbitrariamente por haber llegado antes del día, antes del horario.

Porque, seamos realistas, podían haber llegado hoy a la hora prevista. Todo era cuestión de bajar la potencia o detenerse en alta mar, pero prefirieron llegar y quedar así expuestos ante la ciudadanía, como mostrando, el show no es para nosotros, nosotros ya llegamos y tenemos que esperar…, anclados, un día más sin que nadie se pueda acercar, saludar, dar un abrazo de bienvenida a la patria.

Porque será la Presidente de la República la única que lo hará primero… y no ayer que es cuando llegó, sino hoy, en el horario previsto, para que las cañitas voladoras puedan verse en el atardecer marítimo. No importó que la agenda presidencial estuviese ayer vacía (pueden verlo en la web oficial www.casarosada.gov.ar) porque un agenda vacía pareciera ser más importante que la Fragata Libertad y su tripulación. Y, esto, aunque la Presidente se encuentre en Chapadmalal, o sea a 23 kilómetros de Mar del Plata.

O porque el show es mañana, los muchachos no llegaron, las cañitas voladoras todavía no se colocaron por temor a una lluvia, o porque algún alto oficial debe subir al barco antes para advertirles que todo debe salir como en Hollywood; que el enojo lo dejen para su fuero intimo en la soledad de sus casas y sus familias. Una suerte de… muchachos, sonrían, muéstrense agradecidos, ustedes son muy jóvenes y seguirán en la Armada cuando la Presidente ya no conduzca el país… no tiren sus carreras por la borda en un gesto de dignidad que los tiempos modernos no esperan.

Ellos, pueden esperar hasta la noche de hoy, sus familias también pueden esperar, sus padres, sus novias, sus esposas, sus hijos, todos pueden esperar hasta la tarde noche de hoy. Al fin y al cabo, las obras de teatro no empiezan hasta el día y la hora que el productor y la estrella fijaron anticipadamente.

En el aire, quedará flotando ese afiche que tapizó diferentes lugares del país (el que preside esta editorial), donde está Cristina Capitana. Ese afiche que es cuasi idéntico al que hicieran los soviéticos en los años de la segunda guerra mundial mostrando el liderazgo de José Stalin. Ni siquiera pudieron ser creativos… compañeros camaradas. Vayan sabiendo que eso existe en el mundo desde 1914 y se llama “Constructivismo Ruso”. Y fue el arte propagandístico preferido de Stalin y luego de Hitler. Muchachos, compañeros, camaradas… sean un poquito más creativos. Además de antiguo, queda feo; no es una saga de “Piratas del Caribe” con un afiche de Johnny Depp.

Hoy es un día feliz para la Argentina. Pero no por el relato, ni por los micros con militantes, ni por la fiesta de cañitas voladoras, ni por el discurso que en unas horas nos entregue la señora Presidente… o señora Capitana. Es un día feliz porque esos muchachos, jóvenes oficiales y suboficiales se reencontrarán con sus familias y no cargarán en sus espaldas el haber perdido su buque escuela y emblema de la Armada.

Nada cambiará que la negligencia y la impericia oficial lo depositaron en Ghana y que, de hecho varios funcionarios fueron separados de sus cargos, y que la profesionalidad de una funcionaria de carrera de la Cancillería la recuperó. Nada cambiará que esos jóvenes oficiales y suboficiales, resistieron un abordaje, sin saber hasta donde llegaría el intento Ghanés de tomar el buque.

Nada de esto cambiará. Lo sabe la sociedad y solo la obsecuencia paga o el fundamentalismo militante que disculpa todo lo que le es propio y castiga lo mismo si le es ajeno, festejará un éxito por el que nada hicieron, excepto crear el primer problema. Ni el demorado show, ni las vergonzosas 24/30 horas de espera, cambiarán nada. Todos ven ese perfil recortado sobre el horizonte de Mar del Plata… esperar… esperar que llegue la hora del show. Porque la llegada a la patria ya sucedió y fue ayer al mediodía.

Indignados de Argentina

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