Parece escrito hoy
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Carta
de Victoria Ocampo a Gabriela Mistral París, 18 de septiembre 1951
Muy
querida Gabriela: Tu carta -que me enviaron desde Buenos Aires-me llegó a Lisboa.
Antes de ayer desembarcamos con Angélica en Cherbourg, después de soportar
durante un día y una noche un mar de fondo que lanzaba contra el suelo cuanto
había en las mesas y hacía rodar de un lado para otro, sillas, valijas y
personas. Todavía no hemos descansado bien de esos sacudones (algunos viajeros
se lastimaron y dicen que los Stewarts [SIC] estaban asustados). Perotout est bien que finit bien. Van unas pocas líneas para darte un gran abrazo y decirte que
siempre te recuerdo y quiero. Decirte que la vida se ha vuelto desagradable en Argentina es
decirte muy poco. Para conseguir mi certificado de buena conducta me citaron (2
veces, con 6 meses de intervalo) a la sección especial de la policía,
Comisaría 8a (donde torturan a la gente y les aplican la
picana eléctrica, etc.) a las 7 de la mañana. Me interrogaron horas. Allanaron
SUR -la revista- y mi domicilio particular (pour la forme...pues casi no miraron nada). Sabrás que hace
cuestión de dos o tres meses, aparecieron cruces en todas las puertas de las
personas de la oposición (sin más crimen que el de no plegarse al peronismo). A
mí me pusieron dos cruces. Esta diferencia me honra. Pero desde luego no tiene nada de
agradable y como soy persona que vive sola en el campo, ando sola manejando mi
auto y vuelvo a casa sola a altas horas de la noche, a veces me sentía enervada
por estas amenazas que no pueden localizarse. Sabrás
también que andamos (con la baja del peso, la congelación de los alquileres y
todo lo demás) pobres como las ratas, los que no somos adictos a la pareja
real. Para seguir sosteniendo la revista tengo que hacer verdaderossacrificios (a veces me pregunto si vale la
pena...). Hemos tenido que vender propiedades para venir a respirar un poco a
Europa. Criticar la obra de la simpática pareja se considera como un crimen de
lesa-patria y te meten preso. Eso harían si les cayera en manos esta carta, por
ejemplo. Te advierto que abren la correspondencia y que la mía (así como mi
teléfono) está seguramente muy vigilada. Una vez se publicó en un diario
peronista bajo el amable título de "Los vende-patria" un pedazo de una
carta mía a un amigo Así que desde Buenos Aires ni puedo escribir, ni es
prudente escribirme nada respecto a la situación política del país. A eso hemos
llegado, mi querida Gabriela. Y no vemos por el momento una salida... Imagínate que se me acusa de comunismo... ¡a mí! Te digo a míporque odio a esa forma del totalitarismo tanto como odio la forma nazi. No es
poco decir. Esto me ha valido discusiones muy amargas con María Rosa [Oliver],
que está cada día más embarcada en el comunismo y, para mi modo de ver, más
ciega, más ofuscada, más exaltada en el error. No se puede conversar con ella
sobre estas cosas. Yo por lo menos no puedo hacerlo, porque de mon coté me exalto y me irrito sin poderlo remedar. Todo esto es muy doloroso y triste. Me hubiese gustado vivir un
tiempo fuera de Argentina, pero el hecho es que no tengo dinero para hacerlo.
No he tomado la precaución de retirar fondos cuando tantos lo hacían. No me he
ocupado ni preocupado de asuntos monetarios. Ahora lo lamento y pienso que he
sido muy cretina. No sé si te llegó mi librito sobre Keyserling (contestación a un
capítulo sobre mí que salió en sus Memorias). Me imagino que en tu carta hablas
de Soledad Sonora. Poca cosa, Gabriela, poca cosa. En cuanto a la revista, si supieras lo difícil que resulta hacer lo
poquísimo que hacemos. ¡Si supieras las luchas y dolores de cabeza que
representa hoy, en Buenos Aires, cualquier esfuerzo de esa índole! The world is out of joint... París me llena de nostalgias. He perdido a casi todos los amigos que
me volvían amable mi estadía aquí. Tengo algunos proyectos que trataré de
realizar sin mucha ilusión de les mener a bien (la a tiene tilde grave pero no lo encuentro en mi teclado). No te imaginas cuánto he sentido que no pudieras escribir unas
líneas para el libro que publicará Aguilar en Madrid, ya que los insensatos
quieren prefacios a todo trance. Eras la única persona capaz de hablar de lo
poco que he logrado hacer con simpatía humana. (Lo único que me interesa). Te daré noticias más adelante. Te ruego que me escribas a máquina si
es posible pues entiendo mal tus cartas a lápiz que se borran fácilmente. Te
quiere y abraza, Victoria. Vivo
en el Hotel de la Trémoille, rue de la Tremoille, París.
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