El cargador del celu y la ropa interior, al tope. Y hay
casos insólitos: un huésped dejó una camioneta.
Entre los objetos más perdidos también están los cargadores para celulares , olvidados por uno de cada diez clientes, que aparecen siempre enchufados en el tomacorriente, generalmente en alguna esquina escondida de la habitación. Otro de los clásicos que quedan en el hotel son los productos regionales que se llevan para regalar , que quedan “a resguardo” en el mini-bar.
Los lugares habituales en donde se encuentran objetos de los huéspedes son el armario –allí suelen aparecer zapatos –, debajo de la cama y entre las sábanas. También en el baño y los cajones de la mesa de luz, en donde se encuentran libros y documentos . La encuesta revela que los más descuidados son hombres de entre 35 y 55 años .
Para quienes deseen recuperar sus pertenencias, la mayoría de los hoteles sigue un protocolo de almacenaje y devolución de todos los objetos, independientemente de su valor.
Cada cosa encontrada se registra en un libro . En estos casos, el hotel espera a que el huésped haga el reclamo durante un período. Si en ese tiempo no es requerido, se cede a la camarera que lo encontró o se dona. Por ejemplo, Joaquín Sabina olvidó un disco de oro y otro de platino en un hotel porteño . Los gerentes se comunicaron con él, pero no tuvieron respuesta. Pasaron seis meses y quedaron en manos de la persona que los había encontrado.
Entre los olvidos también hay grandes excentricidades.
Un cliente extranjero dejó su Hummer –enorme todoterreno– en la cochera . Lo más curioso es que el dueño no se dio cuenta y el hotel tardó varias semanas hasta encontrarlo. También se han hallado juguetes sexuales , una pierna ortopédica y hasta una silla de ruedas. En Argentina, otro cantante español olvidó su tarjeta de crédito platinum en el baño.
Habitual destino de las noches de boda, también se han encontrado los zapatos de la novia y alianzas de compromiso , aunque en este caso sería imprudente afirmar que efectivamente se trató de un olvido.
PorDiego Geddes
yo me olvidé a mi señora, pero me la devolvieron.
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