"Es muy fácil romper y destruir. Los
héroes son aquéllos que hacen la paz y construyen". Nelson Mandela
Tal como preveíamos muchos, el Juez Griesa
habilitó el "discovery", es decir, dio a los fondos buitres la
facultad de investigar dinero y bienes de los funcionarios y de sus cómplices
en el exterior para embargarlos porque, como son producto de la corrupción, en
realidad pertenecen al Estado argentino. Reeditó así una situación que ya se
había producido con el Congo; cuando otros buitres consiguieron las pruebas de
malversación contra su Presidente, ese país, que también había desacatado una
sentencia de un tribunal norteamericano, pagó rápidamente y sin discutir, un
monto mucho mayor al reclamado.
Cuando el jueves, los fondos que
obtuvieron fallos en contra de la
Argentina , denunciaron que Bóvedas Báez -o sea, los mismos
Kirchner- habían realizado giros monumentales a bancos alrededor de todo el
mundo, incluidas las islas Seychelles, y que Elaskar, movilizador de esos
fondos non sanctos, había transferido parte de los mismos a Irán, se presentó
en el horizonte inmediato de la
Casa Rosada un huracán de enormes proporciones. Esta novedad,
claro, me hace dudar de mi seguridad acerca de que no se negociaría con los
buitres después de enero porque, esta vez, doña Cristina se encontró con un
enemigo que tiene más dinero y más tiempo que ella, y está dispuesta a
perseguirla hasta el fin.
Para conjurar el golpe frente la opinión
pública, la Presidente ,
única dueña de la agenda política que la oposición ya ni siquiera disputa,
reinició rápidamente la guerra contra el grupo Clarín; claro que lo hizo de un
modo tan desprolijo que, como tantas otra veces en el pasado, la maniobra será
abortada por la Justicia ,
pero le permitió ganar las portadas de todos los diarios y de los noticieros de
radio y televisión y eliminar de ellos las explosivas y probadas revelaciones
de la corrupción del Gobierno. Y el jueves, para completarla, firmó un acuerdo
con Putin, el zar de la libertad de prensa y de los derechos humanos, para que
los argentinos podamos ver la televisión rusa, y viceversa; y ambos se
congratularon porque así lograrían evitar que los periodistas
"intermedien" la información que deben recibir las neuronas de los
ciudadanos, a las que se debe cuidar.
Doña Cristina siguió avanzando así hacia
la "venezualización" del país; a mi modo de ver, encontrará para ello
escollos insalvables aunque, para intentarlo deba incendiar el país y, al
terminar derrotada, dejar tierra arrasada. Una de sus principales herencias
será haber integrado al país al "club de los malos", como diría
Alejandro Borensztein, mientras quedamos enemistados con todos los países
occidentales, incluyendo a todos los que nos rodean.
Cuando digo que se encontrará con barreras
imposibles de superar no me estoy refiriendo, obviamente, a los complots
destituyentes que cada día inventa la Casa Rosada ni, tampoco, a alguna acción de
quienes aspiran a sucederla, sino a las torpezas infinitas de aquéllos a
quienes ha encomendado la conducción económica.
La nuestra necesita, como cualquier
economía que carezca de una moneda respetada en el exterior y resulte transable
en los mercados, de esos dólares que no puede fabricar Ciccone. La combinación
de estupidez y preconceptos que generó el cepo cambiario, hizo que esas
esenciales divisas dejaran de fluir en ambos sentidos, es decir, no salen pero
tampoco entran, y el nivel de reservas internacionales es inferior a cualquier
límite de seguridad ante una corrida. ¿Usted entraría a una fiesta de la que
sabe que no podrá salir?, ¿traería usted dólares al país si sabe que deberá
venderlos en el Banco Central a $8,50 por unidad pero, a la hora de concretar
una inversión, se encontrará con que valen $15?; si usted fuera tan ladrón como
Cristina, ¿traería los miles de millones de dólares que fugó del país?
Hay rubros, sobre todo las importaciones
de energía y de componentes de productos terminados (medicamentos y
automóviles, por ejemplo), las comunicaciones, los pasajes internacionales y
los consumos de los argentinos en el exterior, las compras de divisas para
ahorro y hasta los vuelos de Aerolíneas Argentinas (al menos, los
internacionales), que deben ser pagados en dólares, es decir, con una moneda
que no tenemos. La presencia de siete barcos con gas licuado, que flotan en las
inmediaciones desde hace semanas por la imposibilidad del Gobierno de pagar, es
una clara demostración de cuanto digo.
Más allá de los enfervorizados juramentos
de la noble viuda en el Museo del Bicentenario, ¿hasta cuándo permitirá la
compra de "dólar ahorro", que los ciudadanos compran a $10 y venden,
minutos después, a $15 en el mercado "blue"? ¿Cuánto resistirá
nuestra economía, tan globalizada, sin importar las piezas que necesita para
producir? ¿Cuándo moriremos por falta de remedios? ¿Cómo iluminaremos,
calentaremos o refrescaremos nuestras casas sin la energía que necesitamos
imprescindiblemente importar?
El Bambino Kiciloff dedicó sus últimas
semanas a pasar la gorra para intentar conseguir esos indispensables dólares.
Veamos qué sucedió. En primer término, fue a reunirse con el Ministro Mantega,
en San Pablo, pero recibió una frontal negativa de Brasil, inmerso en sus
propios problemas, a prestar dinero a un país que tanto ha maltratado a sus
industriales. Luego, acompañado por doña Cristina, que llevó como obsequio los
muebles de Solano López incautados en la Guerra de la Triple Alianza ,
pretendió que Paraguay nos pagara US$ 6.000 millones, por una presunta deuda
por la construcción de Yaciretá; la respuesta guaraní fue clara: al día
siguiente, los diarios locales calificaron a la Argentina de ¡buitre! y
nada se pagó.
Más tarde, trató obtener de Evo Morales,
tan cercano al corazón del kirchnerismo, un financiamiento de Bolivia al gas
que importamos, pero nada logró. Fue a Beijing, con el decapitado Frávega, para
ablandar al Banco Central local y habilitar que, al menos parte de los swaps,
fuera en yuanes convertibles; los chinos, que había permitido que la agencia
oficial de calificación de riesgo soberano nos declara en default, les
explicaron que los kamikazes eran los japoneses. El frustrado raid continuó con
un pedido de adelanto de US$ 6.000 millones a las cerealeras internacionales
que actúan en el país, que tampoco tuvo éxito. Auguro un mismo fracaso en la
inmediata gestión que intenta ahora ante el FMI, al cual denostó tan pronto
llegó a Washington, que continúa exigiendo la auditoría de las cuentas públicas
prevista en sus estatutos.
Desde otro ángulo, la Argentina tiene un gasto
público fenomenal, que excede en mucho sus recursos, que hoy es financiado, en
pesos, con una emisión comparable. ¿Es sustentable en el tiempo, aún en el
corto plazo, seguir con esa demencial conducta cuando se parte de una inflación
del 40%? Si el Gobierno sigue haciéndolo, y la nueva conducción del Banco
Central a cargo de Vanoli lo garantiza, hará que comience rápidamente a
espiralizarse. Piense usted en los planes sociales, en los salarios de la
administración pública y en las jubilaciones; esos conceptos, los rubros más
importantes del gasto, se pagan en moneda nacional y, aunque crecen por debajo
de la inflación, no dejan de hacerlo al 30%. Sin recursos genuinos, ¿cómo hará
Kiciloff para financiarlos sin emisión?, ¿cómo hará para aumentar los
impuestos, que ya constituyen la mayor presión tributaria de la historia?
Los montos de los planes sociales y las
jubilaciones, que no se ajustan por inflación, están degradando aún más, si
cabe, a quienes dependen de ellos, literalmente, para comer. Como en el corto
plazo no resulta posible reconvertir esos planes en verdaderos alientos al
trabajo, a la salud y a la educación, el Estado debe seguir pagándolos como
están, so pena de matar de hambre a gran parte de los ciudadanos. En resumen,
se deberá emitir sin límites para sostener esos subsidios, o permitir que la
calle estalle por desesperación; estoy seguro que se optará por la primera
opción, al menos mientras el Gobierno pretenda transmitir sensación de
gobernabilidad, pero se disparará la inflación a la estratósfera.
Ese panorama general, que habla a las
claras del inevitable colapso de la economía kirchnerista, generará conmociones
sociales de una magnitud muy difícil de anticipar, tanto como cuándo se
manifestarán en las calles; hay expertos que la pronostican para febrero/marzo,
otros la anticipan y algunos, pocos ya, descreen de ella. Estos últimos, en el
fondo, creen que la ignorancia general que se ha impuesto a la ciudadanía hará
que una mayor cantidad de billetes devaluados en los bolsillos tranquilizará
los ánimos pero, obviamente, no coincido; la mujer, dueña y señora de la
economía familiar, no necesita de ningún Indec para percibir cómo se deteriora,
día a día, su poder de compra.
Para controlar el descontento y para
controlar la calle, el Gobierno cuenta con un impredecible General Milani, y
con las certezas del Vatayón Militante, de la Tupac Amaru , de los
barra-bravas y de los adictos al "paco" (¿se acuerda de los sicarios,
como los que golpearon a Longobardi?) a los cuales comprará con las dosis que,
como cómplice y socio del narcotráfico, no le faltan. Resta saber cuándo, y
para qué, serán utilizados estos ingentes recursos de combate.
Para concluir, y en el marco del
descontento generalizado que existe hoy en la sociedad argentina con la
tolerancia de SS Francisco hacia los corruptos y enriquecidos miembros de La Cámpora , además de
inmorales integrantes de la farándula, cabe preguntarse qué sintió la Secretaría de Estado
vaticana frente a la obvia manipulación que hizo Cristina en la ONU de su almuerzo en Roma;
creo que el mejor termómetro para medirlo será el tiempo que demore en otorgar
el placet a la designación de Eduardo Valdez como nuevo embajador, en reemplazo
de Juampi Cafiero.
Por favor, no olvide que el 13 de
noviembre, a las 20:00 hs., tendremos que estar todos en la calle para expresar
nuestro repudio a este régimen tiránico, populista y corrupto; si no nos
acompaña, no se queje después.
Bs.As., 12 Oct 14
Enrique Guillermo Avogadro.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario