Cada vez que en lugar de decirle “no” a la vida le damos un “si”,
cada vez que permitimos que el momento presente sea como es, disolvemos el
tiempo y también el ego. Para sobrevivir, el ego debe dar mas importancia al
tiempo (pasado y futuro) que al momento presente. El ego no soporta la amistad
con el momento presente, salvo por breves momentos, lo suficiente para obtener
lo que desea. Pero no hay nada que satisfaga al ego durante mucho tiempo.
Mientras controle nuestras vidas, nos hará infelices de dos
maneras. Una, al no obtener lo que deseamos, y la otra, al obtener lo que
deseamos.
Todo aquello que es o que sucede es la forma adoptada por el
Ahora. Mientras nos resistamos internamente, la forma, es decir el mundo, se
convertirá en una barrera impenetrable que nos separará de lo que somos más allá
de la forma. De la Vida
única informe que somos. Cuando damos un “si” interior a la forma adoptada por
el Ahora, esa forma se convierte en la puerta hacia la dimensión de la informe.
La separación entre Dios y el mundo se disuelve.
Cuando reaccionamos contra la forma que la vida adopta en
este momento, cuando tratamos al Ahora como un medio, un obstáculo o un enemigo, fortalecemos
nuestra propia identidad en la forma; el ego. De allí la reactividad del ego.
Qué es reactividad? Es la adiccioón a la reacción. Mientras más reactivos
somos, más nos enredamos con la forma. Mientras más identificados con la forma,
más fuerte es el ego. Entonces nuestro Ser a duras penas logra proyectar su
luminosidad a través de la forma.
Cuando no oponemos resistencia a la forma, aquello que está
más allá de ella en nuestro interior emerge como una Presencia que lo abarca
todo, un poder silencioso mucho más grande que la breve identidad con la forma,
mucho más grande que la persona. Es nuestra esencia más profunda que no tiene
parangón en el mundo de la forma.-
Eckhart Tolle.
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