Qué difícil y duras son a veces las críticas. Analizaremos qué hacer para no criticar y qué cuando nos critican.
La crítica mide, evalúa, determina al otro y de la misma lo harán conmigo; siempre es algo negativo, va y vuelve, no existe la crítica constructiva.
Muchos dicen: "Te critico para tu bien" y no es verdad, porque siempre destruyen.
En el caso de estar haciendo algo incorrecto serán los mentores quienes corregirán sin crítica.
La corrección siempre vendrá de las personas que amamos y nos aman, o de aquellas que admiramos, nuestros mentores. En cambio la crítica destruye y viene de personas que no nos conocen, que no saben qué hacemos.
Una cosa es criticar y otra, corregir.
Corrección vendrá de las personas a las que les otorgué autoridad y quienes primeramente me mostrarán mis aspectos positivos y con delicadeza, amor y cuidado, corregirán mi error sin clausurarme la vida.
La crítica nace de la envidia, de enojos, broncas, de la frustración por no haber logrado ciertos objetivos. ("Ella lo tiene y ¿por qué yo no?") Especialmente las personas con ocio, que no hacen nada y no encuentran mejor que criticar a los que hacen algo.
El que critica tiene un estilo de vida negativo, por eso es destructivo y sólo por un momento, se ilusiona pensando que no le está yendo tan mal: "Mirá, ¡los dramas matrimoniales que tienen los otros! Yo no tengo tantos problemas en mi matrimonio"; "Mirá, en comparación a lo que le pasa con los hijos, lo mío no es nada." Así se siente superado y a través de la crítica busca solucionar sus propios conflictos.
Mirando la vida ajena saca el foco de sus propios conflictos.
Jesús fue muy claro diciendo:
" Primero mirá la viga que tenés en tu ojo, estás mirando el error en la persona que está a tu lado y el tronco que tenés en tu vida no te deja ver nada."
La persona que critica no se conoce así misma, no llegó a penetrar en las heridas de su corazón y no ve lo que tiene adentro.
Cuando no reconocemos lo negativo, no podemos relacionarnos, no sabemos qué luchas tengo cada día porque de lo contrario sería más misericordioso con los otros.
Si te conocieras no criticarías a nadie, tendrías compasión y misericordia, sabrías cual es tu lucha, entenderías que el otro también la tiene.
Con la misma vara que mida seré medida.
Lamentablemente la crítica mide y si, para mí no valgo nada entonces el otro tampoco tiene valor. De ahí el conflicto en las relaciones interpersonales, como no nos damos valor, nuestra imagen está borrada, no nos conocemos, no sabemos quiénes somos, entonces no valoramos al que esta a nuestro lado.
Al que critica, desde niño le enseñaron que era lo que hacía: "Si le iba bien en la escuela lo felicitaban y si mal, recibían el reto o castigo." Con el crecimiento, fuimos aprendiendo que nuestro valor estaba en lo que hacíamos y no en lo que éramos. "Si lo haces bien, sos valioso y te queremos, pero si lo hacés mal te rechazamos."
Lamentablemente eso lo trasladamos a la relación con Dios: "Si me porto bien, Dios me ama pero si cometo un error Dios me dará la espalda y no recibiré nada."
Hay mujeres que cuando oyen una crítica de sus vidas se hunden y deprimen, porque "hicieron algo mal y nadie las va a querer." Ese es el problema de las mujeres perfeccionista, especialmente de las hijas mayores, que tienen la presión de hacer todo bien para ser aceptadas.
Yo valgo por lo que soy no por lo que hago.
Hay personas que cuando oyen una crítica de sus vidas se hunden y deprimen, porque "hicieron algo mal y nadie las va a querer." Ese es el problema de los perfeccionistas, especialmente de los hijos mayores, que tienen la presión de hacer todo bien para ser aceptados.
Yo valgo por lo que soy no por lo que hago.
Si conociéramos nuestro valor, nuestra dignidad, qué somos y no qué hacemos, podremos alegrarnos por la dignidad del otro.
Te preguntaste, ¿cómo una persona puede tomar un arma e ir delante de otra y dispararle? Porque no se considera digna y valiosa, entonces no puede considerar digno y valioso al otro, no sabe su valor.
La dignidad del ser humano ha sido borrada en este tiempo.
Muchas personas se preguntan: ¿cómo puedes ser que esta mujer o este hombre hayan hecho esto? ¿Cómo puede ser que se haya casado tres veces o divorciado cinco? ¿Cómo puede ser que haya robado, adulterado, matado, estafado, violado?
Y mientras sigan preguntando esto, es porque miraste para adentro. Cuando conocemos nuestras limitaciones, sabemos con qué luchamos: con pensamientos, necesidades, conflictos, que no deseamos pero están.
Si fuiste maltratado sabes muy bien lo que sufre una persona que pasa por las mismas circunstancias, entonces no la criticarás.
Reconociendo tus limitaciones y heridas, sabrás con qué lucha el otro.
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