sábado, 31 de julio de 2010

Acción Versus Relajación


Si deseamos comprender el principio de la relajación, es imprescindible entender primero el concepto contrario, o sea, de acción.

Toda acción crea algún tipo de estrés y, aunque nadie puede vivir sin una cierta cantidad de él, la tensión excesiva desgasta el cuerpo y la mente.
Toda acción consta de varias etapas. En primer lugar, los estímulos se reciben por los sentidos y se transmiten a la mente a través del sistema nervioso.
A continuación, la mente analiza esos estímulos y decide si hay que actuar, y como. La mente envía un impulso a los músculos pertinentes, junto con un aporte extra de energía para realizar la acción. El impulso, obligado por esa energía, hace que los músculos se contraigan y actúen.

Hay muchos aspectos de la vida moderna que hacen que cada vez resulte más difícil relajarse. Una de las claves para lograrlo es reducir el número de estímulos a los que estamos sometidos (películas muy violentas, vida social con música estridente, consumo de alcohol o drogas, etc.) No se trata de suprimirlos por completo, sino de moderarlos y “consumirlos” tomando distancia.

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