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martes, 17 de agosto de 2010
17 DE AGOSTO - José de San Martín, un grande de verdad.
Si hay un prócer que identifica a los argentinos, ése es José de San Martín, el Libertador. No es casual que en la enorme mayoría de los pueblos y ciudades de nuestra patria, la avenida principal lleve su nombre. En el día del aniversario de su fallecimiento, es propicio repasar los aspectos más destacados de su vida, obra y pensamiento.
DE AÑO EN AÑO, LA VIDA DEL PRÓCER EN SÍNTESIS
1778: Nace el 25 de febrero en el pueblo de Yapeyú, en la provincia de Corrientes. Su padre era Juan de San Martín y su madre Gregoria Matorras. Tuvo una hermana y tres hermanos.
1784: Viaja a España. La familia San Martín se radica en la ciudad de Málaga, en Cádiz.
1789: Ingresa como cadete al Regimiento de Infantería de Murcia.
1791: Tiene su “bautismo de fuego” a los 13 años: su primera batalla es en Orán, contra los moros.
1808: Participa en la batalla de Bailén, en la que el ejército español vence a los franceses.
1812: Regresa a Buenos Aires. El Triunvirato le encomienda la creación de un Escuadrón de Granaderos a Caballo. Se casa con Remedios de Escalada. Es nombrado Coronel del Regimiento de Granaderos a Caballo.
1813: Triunfa en el combate de San Lorenzo y es designado Mayor General del Ejército Auxiliar del Alto Perú.
1814: Asume el mando del Ejército del Norte. Es nombrado Gobernador de Cuyo por el Director Supremo Gervasio de Posadas.
1816: Es designado General en Jefe del Ejército de los Andes. Nace su hija, a la que llama Mercedes Tomasa.
1817: Comienza en enero el histórico cruce de la Cordillera de los Andes. El 12 de febrero vence a los españoles en la batalla de Chacabuco.
1818: El 19 de marzo es derrotado en Cancha Rayada. El 5 de abril, vence en los campos de Maipú y permite la independencia de Chile.
1820: El 20 de agosto parte de Valparaíso la flota que, navegando por el Pacífico, llegaría a Perú.
1821: El 10 de julio entra en Lima, el día 28 proclama la Independencia del Perú y en agosto asume el gobierno con el título de Protector del Perú.
1822: El 27 de julio se entrevista con Simón Bolívar en la ciudad de Guayaquil (Ecuador). El 24 de agosto, en Perú, renuncia a su vida pública.
1823: El 3 de agosto muere en Buenos Aires su esposa, Remedios de Escalada.
1824: San Martín se embarca con su hija Mercedes rumbo a Europa. Luego de una breve estada en Inglaterra, se establece en Bruselas.
1829: Regresa a América. Al llegar a Montevideo tiene información de las luchas civiles. Se niega a desembarcar en su patria dividida y regresa a Europa.
1838: Con motivo del bloqueo francés al puerto de Buenos Aires, le ofreció al entonces gobernador Juan Manuel de Rosas sus servicios. Rosas le agradeció el gesto. San martín tenía 60 años.
1848: Se traslada a Boulogne-sur-Mer (Francia).
1850: El 17 de agosto muere a los 72 años en su casa de Boulogne-sur-Mer.
SU VIDA
JOSÉ DE SAN MARTÍN, DE PUNTA A PUNTA
San Martín fue un ejemplo de sacrificio y desprendimiento. Rehusó todo tipo de honores del poder y las tentaciones del dinero. Cuando advirtió que su tarea había concluido, se retiró definitivamente de la vida pública a cambio de nada.
José Francisco de San Martín y Matorras nació el 25 de febrero de 1778 en el pueblo de Nuestra Señora de los Reyes Magos de Yapeyú, en la actual provincia de Corrientes, a orillas del río Uruguay.
Su madre, Gregoria Matorras, era española. Su padre, Juan de San Martín y Gómez, también. Era un militar con el grado de capitán que había combatido en Marruecos, y fue nombrado gobernador de los pueblos indios de las Misiones de Yapeyú. El matrimonio tuvo cinco hijos: María Helena, Manuel Tadeo, Juan Fermín, Justo Rufino y José Francisco. A los 5 años José viaja a España con toda su familia, que se establece en la ciudad de Málaga (Cádiz). Al año siguiente, ingresa al Seminario de Nobles, donde aprendió artes, matemática y filosofía, y comenzó a apasionarse por la esgrima.
Sus inicios en España
En 1789, con tan sólo 11 años, ingresa como cadete al Regimiento de Infantería de Murcia, y sólo dos años después tiene su bautismo de fuego, en la defensa de Orán contra el ataque de los moros (al norte de África). Luego participa en varios combates (Pont Vendrés, San Telmo, Collioure y San Lluc) contra las tropas del emperador francés Napoleón Bonaparte. En 1798, a bordo de la fragata Dorotea, es tomado prisionero por los ingleses, pero es canjeado a los españoles por otros prisioneros. Entre 1801 y 1807, siempre en las filas españolas, participa en la guerra contra Portugal, y a comienzos de 1808 se destaca al frente de una compañía de Húsares contra las fuerzas francesas. En la batalla de Bailén, en julio de 1808, San Martín es ascendido a coronel y recibe una medalla de oro por su heroísmo. A los 33 años lucha por última vez en el ejército español, en la batalla de Albuera, el 16 de mayo de 1811, casi un año después de nuestra Revolución de Mayo.
Mucho se ha dicho sobre los motivos que impulsaron a San Martín a abandonar las filas del Ejército español y unirse a la causa de la independencia de los pueblos de América. Hay quienes sostienen que, al no ser su familia miembro de la nobleza española y por haber nacido en América, veía disminuir sus posibilidades de ascenso en el escalafón militar. Pero esa teoría no se condice con la falta de ambición personal que San Martín mostraría a lo largo de toda su carrera. Otros afirman que San Martín abrazaba la causa emancipadora de su tierra natal, y lo cierto es que, desde 1808, pertenecía a la Logia Lautaro de Cádiz, cuyo objetivo era la emancipación americana.
La vuelta a su tierra natal
San Martín pidió su retiro y partió hacia Londres para la reunión de revolucionarios entre los que se encontraban Carlos de Alvear y Matías Zapiola, quienes luego acompañarían a San Martín a Buenos Aires y posteriormente fueron nombrados por él como segundos jefes del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Apenas arribado a Buenos Aires, San Martín se pone a disposición del Gobierno, que le reconoce el grado de teniente coronel y le encomienda la formación de un escuadrón de granaderos a caballo, asentado en su origen en el llamado "Parque del Retiro".
San Martín fue eligiendo con sumo cuidado sus soldados, trajo a un grupo de paisanos de su pueblo natal de Yapeyú y estableció un severo código de honor, una estricta disciplina militar, una impecable organización y se ocupó en algunas oportunidades personalmente de la instrucción de sus hombres.
Mientras tanto, también formó y presidió la Logia Lautaro en Buenos Aires, junto con Alvear.
El 8 de octubre de 1812, el pueblo (impulsado por la Logia Lautaro y la Sociedad Patriótica) derrocó al Primer Triunvirato. San Martín, junto a otros oficiales, sacó las tropas a la calle, en la jornada que se recuerda por ser la primera y única vez que San Martín participó en cuestiones de política interna.
Ese mismo año, San Martín ingresa definitivamente en la sociedad porteña cuando se casa con Remedios de Escalada, hija de Don Antonio Escalada. José tenía 34 años y Remedios 15, una diferencia muy común para la época.
Cabral, soldado heroico
La primera misión que se le encomienda a los Granaderos es la de custodiar la costa del río Paraná, porque la flota española se encontraba en Montevideo y se temía un primer ataque en Santa Fe, para tomarla como cabecera y partir de allí a Buenos Aires.
El 30 de enero de 1813, 250 españoles desembarcaron frente al pueblo de San Lorenzo en las cercanías de Rosario. San Martín ya se encontraba allí con sus granaderos, escondidos en un convento de monjes franciscanos, y seguía sus movimientos desde el campanario. El ataque a los españoles fue por sorpresa, con una maniobra militar de “pinzas”, divididos en dos columnas que envolvieron a las tropas realistas.
En la batalla de San Lorenzo, San Martín estuvo a punto de morir, al quedar atrapado debajo de su caballo (que había caído como consecuencia de una esquirla de bala de cañón) mientras un soldado realista se dirigía hacia él para atravesarlo con su bayoneta; pero el granadero Juan Bautista Cabral se interpuso, salvando la vida de su jefe y perdiendo la suya.
El plan para una América libre
Hacia 1813, Alvear era el Director Supremo (algo así como nuestro actual Presidente) de las Provincias Unidas del Río de la Plata, y su ambición personal desmedida provocó que se enemistara con San Martín, luego de varios años de compartir los mismos ideales revolucionarios. Alvear y sus partidarios eran mayoría en la Asamblea del Año XIII, pero demoraban la declaración de la independencia porque pretendían establecer un gobierno fuerte y centralizado.
Ante esta situación, San Martín prefirió aceptar hacerse cargo del derrotado Ejército del Norte, que estaba al mando del General Manuel Belgrano, y continuar así su plan continental de libertar a América. En Yatasto (un pueblo ubicado entre Salta y Tucumán) Belgrano entrega el mando a San Martín, quien informa al gobierno sobre el estado de su tropa describiéndolo como: “tristes fragmentos de un ejército derrotado”.
El plan continental de San Martín tenía su punto de culminación en Lima, capital del antiguo Imperio de los Incas y corazón del poder español en América. Lima era todo un símbolo. San Martín sostenía que si caía Lima, caían los realistas en el resto de América. Pero no estaba de acuerdo con llegar a ella atravesando el Alto Perú con el Ejército del Norte: el trayecto era muy largo y dificultoso, por lo que el ejército llegaría agotado y disminuido para entrar en Lima.
San Martín consideraba que el Norte no era para avanzar, sino para resistir los avances de los realistas. Y esa misión fue cumplida a la perfección por Martín de Güemes y sus gauchos, quienes aguantaban la presión basándose en maniobras rápidas de astucia y sorpresa.
San Martín sostenía que lo más conveniente era llegar a Lima por mar, navegando por el Pacífico. Para ello había que cruzar previamente la cordillera, luego libertar a Chile, y desde allí, con un ejército estimulado por el triunfo y más descansado, atacar Lima y libertar al Perú. Esa maniobra de llegar a Lima desde el Sur se completaba con una maniobra similar, pero a la inversa, a cargo del General Simón Bolívar, quien luego de independizar a Venezuela, Colombia y Ecuador, llegaría por el Norte con igual propósito.
¡Parece fácil decirlo, ¿no?!
El cruce de los Andes y la independencia de Chile
En agosto de 1814, San Martín fue nombrado Gobernador Intendente de la provincia de Cuyo y se trasladó a Mendoza para asumir el cargo. Era un nombramiento sumamente estratégico, porque desde allí podía planificar el Cruce de los Andes con más autoridad y poder en la toma de decisiones. Por empezar, su condición de Gobernador le permitió dictar un decreto que imponía el servicio militar obligatorio, y así empezaría a conformar la base de su ejército.
Mendocinos, sanjuaninos, puntanos, chilenos vencidos en Rancagua, desertores, negros esclavos y hasta un grupo de ingleses que vivían en Cuyo terminaron por darle forma a la tropa, dispar en su conformidad pero unida en el sentimiento común de libertad.
Toda la población colaboraba con la formación del Ejército de los Andes. Donaban mulas, caballos, armas. Las damas mendocinas confeccionaron los uniformes y la bandera.
Todo el dinero necesario para la campaña se obtuvo de una serie de decisiones de San Martín: aumentar los impuestos a los más ricos, reducir los sueldos de los empleados públicos y confiscar bienes y propiedades a los realistas. Además de todo esto, tomó en algunos casos las limosnas de las iglesias y conventos, y hasta el sacerdote fray Luis Beltrán fundió campanas de iglesias, candelabros y cuanto metal encontraba para la construcción de las armas.
El ejército que se preparaba recibió el nombre de Ejército de los Andes, y San Martín fue designado su General en Jefe. Recibió todo el apoyo del Director Supremo (para entonces Juan Martín de Pueyrredón), quien igualmente respondió a un nuevo pedido de San Martín diciendo: "No me vuelva usted a pedir más, si no quiere recibir la noticia de que he amanecido ahorcado en un tirante de la Fortaleza".
Antes de iniciar la campaña, San Martín tejió una red de espionaje para engañar a los españoles de Chile. Primero, le hizo creer al Capitán General español Marcó del Pont que el Ejército de los Andes no cruzaría la cordillera e iría a defender la frontera norte, dejando a Cuyo sin protección. Marcó del Pont estuvo a punto de cruzar los Andes y partir hacia Buenos Aires, pero desistió por lo dificultoso de la misión. De haberlo hecho, San Martín lo hubiese esperado y atacado por sorpresa en Mendoza. En otra oportunidad, reunió a los caciques araucanos y les hizo creer que necesitaba su ayuda para cruzar la cordillera por el sur. El sabía que los indios iban a avisar a los españoles sus planes. Marcó del Pont se enteró y en efecto concentró sus tropas en el sur.
Luego, San Martín envió a Alvarez Condarco a cruzar la cordillera con un pedido de rendición a los realistas de Chile. El propósito era que Alvarez Condarco retuviera en su memoria los lugares por los cuales debía hacerse el cruce. No podía realizar ningún dibujo o escrito, porque si era tomado prisionero por los españoles estos adivinarían los planes del Ejército de los Andes. La misión era muy riesgosa, porque como se descontaba que los realistas iban a rechazar el pedido de rendición, era probable que como represalia no dejaran volver a Alvarez Condarco.
El Ejército de los Andes estaba integrado en total por 5.200 soldados, 3 generales, 28 jefes de batallón, 207 oficiales y 15 empleados civiles. Además, tenía casi 10.000 mulas, 1.500 caballos, 18 cañones, 6.000 fusiles, 1.129 sables y 700 reses para alimentarse.
El cruce se realizó por seis pasos diferentes, desde la partida del campamento desde El Plumerillo entre el 18 y el 20 de enero de 1817. San Martín eligió esa época porque en el verano las temperaturas no son tan bajas y la nieve disminuye. Los pasos por los que se cruzó fueron: Los Patos; Guana, Uspallata, del Portillo, del Planchón y Comecaballos. La travesía duró 15 días y la mayoría de los soldados sufrieron por la altura (que llegaba a los 5.000 metros en algunos casos) vómitos y mareos.
En efecto, el grueso del ejército español estaba en el sur. Cuando Marcó del Pont se enteró que San Martín había cruzado a la altura de El Plumerillo, envió de inmediato las tropas a Santiago de Chile. Unos 3000 españoles fueron vencidos en la batalla de Chacabuco, el 12 de febrero de 1817, en un ataque dividido en dos columnas al mando de los generales O´Higgins y Soler. Marcó del Pont huyó con destino a Perú con parte de sus tropas, pero los granaderos lo persiguieron y lo tomaron prisionero.
El 14 de febrero San Martín entró en Santiago y fue nombrado Gobernador de Chile, por decisión de un Cabildo Abierto. San Martín no aceptó el nombramiento, que recayó finalmente en Bernardo O´Higgins. Casi un año después se proclamó la independencia de Chile, el 12 de febrero de 1818. pero a la semana, en una noche y por sorpresa, las tropas fueron atacadas por los realistas en Cancha Rayada, sufriendo una derrota de la que se repusieron el 5 de abril en los llanos de Maipú, consolidando la definitiva libertad de Chile.
Perú y el resto de América
Después de Maipú, San Martín regresó a Buenos Aires para buscar apoyos financieros para su campaña al Perú. Pero debido a las luchas internas entre el poder central y los caudillos provinciales, las arcas estaban vacías y San Martín no logró los apoyos que solicitaba. Peor aún, el Directorio le ordenó en dos oportunidades trasladar sus tropas para luchar contra los caudillos, a lo que San Martín se negó porque se oponía a participar con su ejército en una guerra entre hermanos.
Cuando Rondeau (nuevo Director Supremo) fue derrotado en la batalla de Cepeda, la institución del Directorio desapareció, y entonces San Martín renunció a su cargo de General en Jefe del Ejército de los Andes. Pero en abril de 1820 recupera el mando, cuando los generales lo reconocen como Jefe único en la firma del Acta de Rancagua, y lo nombran Generalísimo de la Expedición al Perú.
San Martín parte hacia Perú desde el puerto de Valparaíso el 20 de agosto, en la fragata Moctezuma, integrando una flota al mando del Almirante inglés Lord Thomas Cochrane, formada por 8 buques, 1.600 tripulantes y alimentos para 6 meses. A la vez, se trasladaba por tierra un ejército de 4.000 soldados.
El 8 de septiembre de 1820 desembarcaron en la Bahía de Paracas y ese mismo día San Martín proclamó la independencia del Perú y creó la bandera peruana. Intentó negociar con el virrey de la Serna, pero sin éxito, motivo por el cual en julio de 1821 el virrey y sus tropas abandonaron Lima. Con el camino despejado, el 10 de julio de 1821 San Martín entra triunfante en Lima y el 15 de julio se declaró oficialmente la independencia del Perú.
El 2 de agosto asumió con el cargo de Protector del Perú, decretó la libertad de los indios y de los hijos de esclavos, aseguró la libertad de imprenta, prohibió los tormentos y dictó el Estatuto Provisional para gobernar el Perú.
Mientras tanto, Bolívar hacía su parte desde el Norte hacia Perú, independizando Venezuela, Ecuador y Colombia. San Martín decide reunirse con él para obtener apoyo y lograr la definitiva libertad del resto de América. La reunión se lleva a cabo el 26 de junio de 1822 en Guayaquil (Ecuador). La ayuda que le ofreció Bolívar era insuficiente, entonces San Martín se puso a sus órdenes, pero Bolívar no aceptó el ofrecimiento. San Martín dejó abierto el camino a la acción de Bolívar y sacrificó el honor de terminar la guerra de la emancipación.
El retiro
En septiembre de 1822 renuncia al cargo de Protector del Perú y culmina su brillante campaña militar. San Martín no tenía las ambiciones personales que sí tenía Bolívar, y al retirarse declara: "Presencié la declaración de la independencia del Perú [...] obra en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar el imperio de los Incas [...] mis promesas para con los pueblos que hice la guerra están cumplidas [...] he dejado de ser un hombre público...”
Mientras regresaba a Buenos Aires, pasando por Chile y por Mendoza (año 1823), recibe la noticia de la muerte de su esposa en Buenos Aires. Hizo colocar una placa en su tumba, en donde la considera “esposa y amiga”.
En 1824, Bolívar triunfa en Junín y Ayacucho, y da por terminada la guerra de la emancipación americana. El Alto Perú también había sido libertado, tomando el nombre de República de Bolívar, actualmente Bolivia.
San Martín se embarca con su hija Mercedes rumbo a Europa el 10 de febrero de 1824. Arriba a Londres y luego se establece en Bruselas hasta 1828. Ese mismo año, decide regresar a Buenos Aires para ofrecer sus servicios al gobierno, en la guerra contra el Imperio del Brasil. Al arribar, la guerra ya había finalizado y San Martín se niega a desembarcar en su patria dividida por conflictos internos. Recibe a emisarios del general Lavalle que le ofrecen el gobierno, pero no acepta y retorna a Europa en mayo de 1829. Se establece en Gran Bourg, en las cercanías de París, acompañado por su hija Mercedes, su yerno Mariano Balcarce y sus dos nietas. Allí recibió varios visitantes ilustres, como Florencio Varela, Domingo F. Sarmiento y Juan Bautista Alberdi. Luego se traslada a Boulogne Sur Mer, frente al Canal de la Mancha, donde fallece el 17 de agosto de 1850, a las tres de la tarde. Tenía 72 años.
LOS GRANADEROS
El 16 de marzo de 1812, por orden del Primer Triunvirato, se le encomienda a San Martín la creación de un escuadrón que luego se convertiría en Regimiento. El bautismo de fuego de los Granaderos fue al año siguiente, el 3 de febrero de 1813, en las cercanías del Convento de San Lorenzo.
San Martín, quien había servido durante más de 20 años a los ejércitos del Rey en España, conocía las novedades existentes en materia de táctica y estrategia militar.
Los granaderos eran históricamente infantes de a pie, pero los franceses los convirtieron en soldados de "a caballo", acrecentando su poderío militar. Los granaderos a caballo acompañaron a San Martín a lo largo de toda la campaña libertadora.
Actualmente, la Jefatura del Regimiento está a cargo de un Coronel en actividad. Cumple funciones de regimiento escolta del presidente, custodia los restos del Libertador que se encuentran en la Catedral Metropolitana, y además tiene a su cargo la seguridad de la residencia del presidente en la localidad de Olivos.
UN EJEMPLO
EL PENSAMIENTO DE DON JOSÉ
"Todo buen ciudadano tiene una obligación: sacrificarse por la libertad de su país."
"Más ruido hacen diez hombres que gritan que cien mil que están callados."
"La ilustración y el fomento de las letras es la llave maestra que abre las puertas de la abundancia y hace felices a los pueblos."
"Mis necesidades están más que suficientemente atendidas con la mitad del sueldo que gozo."
"Es llegada la hora de los verdaderos patriotas. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos. Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. Todos somos ya soldados, cada uno es centinela de su vida."
"Es cierto que tenemos que sufrir escasez de dinero, paralización del comercio y agricultura, arrostrar trabajos y ser superiores a todo género de fatigas y privaciones; pero todo es menos que volver a uncir el yugo pesado e ignomisioso de la esclavitud."
"Al hombre honrado no le es permitido ser indiferente al sentimiento de la justicia."
"No se debe hacer promesa que no se pueda o no se deba cumplir."
"La seguridad individual del ciudadano y la de su propiedad deben constituir una de las bases de todo buen gobierno."
"Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas."
"El General San Martín jamás derramará la sangre de sus compatriotas y sólo desenvainará su espada contra los enemigos de la América del Sur."
"A mi regreso a Buenos Aires encontré que la generosidad había puesto a mi disposición una vajilla de plata. No estamos en tiempo de tanto lujo: el Estado se halla en la necesidad y es necesario que todos contribuyamos a remediarla. Por lo tanto, con esta fecha, doy orden para que se ponga a disposición de V.E. dicha vajilla, como asimismo el sueldo que se me tiene señalado por este Estado."
(Carta al Comisario del Ejército de Chile renunciando a obsequios y sueldo en 1817)
DESCRIPCIÓN DE ÉPOCA
RETRATO DE UN HOMBRE COMÚN
Compartimos a continuación un extracto de las Obras Completas de Juan Bautista Alberdi, que describe con maestría la asombrosa sencillez del General San Martín.
"Mis ojos clavados en la puerta por donde debía entrar, esperaban con impaciencia el momento de su aparición. Entró por fin, con su sombrero en la mano, con la modestia y apocamiento de un hombre común. ¡Qué diferente le hallé del tipo que yo me había formado, oyendo las descripciones hiperbólicas que me habían hecho de él sus admiradores en América! Por ejemplo: Yo le esperaba más alto, y no es sino un poco más alto que los hombres de mediana estatura. Yo le creía un indio, como tantas veces me lo habían pintado, y no es más que un hombre de color moreno, de los temperamentos biliosos. Yo le suponía grueso, y si bien lo está más que cuando hacía la guerra en América, me ha parecido más bien delgado; yo creía que su aspecto y porte debían tener algo grave y solemne; pero lo hallé vivo y fácil en sus ademanes, y su marcha, aunque grave, desnuda de todo viso de afectación. Me llamó la atención su metal de voz, notablemente gruesa y varonil. Habla sin la menor afectación, con toda la llaneza de un hombre común. Al ver el modo cómo se consideraba él mismo, se diría que este hombre no había hecho nada de notable en el mundo, porque parece que él es el primero en creerlo así. Yo había oído que su salud padecía mucho, pero quedé sorprendido al verle más joven y más ágil que todos cuantos generales he conocido de la guerra de nuestra independencia, sin excluir al general Alvear, el más joven de todos. El General San Martín padece en su salud cuando está en inacción y se cura con sólo ponerse en movimiento. De aquí puede inferirse la fiebre de acción de que este hombre extraordinario debió estar poseído en los años de su tempestuosa juventud. No obstante su larga residencia en España, su acento es el mismo de nuestros hombres de América. En su casa se habla alternativamente el español y el francés. Rara vez o nunca habla de política. Jamás trae a conversación sus campañas; sin embargo le gusta hablar de empresas militares. Todo en el interior de la casa respira orden, conveniencia y buen tono. El General ocupa las habitaciones altas que miran al norte. He visto su gabinete lleno de la sencillez y método de un filósofo. Allí en el ángulo de la habitación, descansa impasible, colgada al muro, la gloriosa espada que cambió un día la faz de la América Occidental. Tuve el placer de tocarla. Tuve también el gusto de examinar muy despacio el famoso estandarte de Pizarro, que el Cabildo de Lima regaló al General. Se puede decir con verdad que el General San Martín es el vencedor de Pizarro: ¿a quién, pues, mejor que al vencedor, tocaba la bandera del vencido?"
VALIOSO LEGADO
LAS MÁXIMAS A MERCEDITAS
En 1825 redactó once máximas para su hija Mercedes Tomasa de San Martín, que tenía entonces 9 años. Quiso de esta manera contribuir a que Merceditas (que 2 años antes había quedado huérfana de madre) lograra alcanzar la felicidad en su vida.
1.- Humanizar el carácter y mostrarse sensible aun con los insectos.
2.- Amar la verdad y odiar la mentira.
3.- Cultivar la buena amistad y la confianza, uniendo el respeto.
4.- Saber guardar los secretos que nos confía un amigo.
5.- Ser caritativa con los pobres y con los que tienen alguna pena.
6.- Ser tolerante con las ideas y las creencias de los demás.
7.- Ser dulce y amable con los criados, con los necesitados y con los viejos.
8.- Amar el aseo y la natural compostura, y despreciar el lujo.
9.- Ser formal en la mesa.
10.- Hablar poco y lo preciso.
11.- Inspirar amor por la patria y por la libertad
CURIOSIDADES
¿SABÍAS QUE...
...San Martín sirvió al ejército español durante 22 años y al ejército americano tan sólo 10?
...en la última batalla en que participó del ejército español (Albuera, el 16 de mayo de 1811) fue herido en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo por un oficial de la caballería francesa?
...su mayor herida la recibió fuera del campo de batalla, cuando fue asaltado en un bosque cercano a Salamanca y fue acuchillado en el pecho?
...que padecía paludismo, cólera, asma, reumatismo, úlcera y cataratas?
...el Sargento Cabral no fue el primero que le salvó la vida? Un soldado español, Juan de Dios, hizo lo propio cinco años antes en el combate de Arjonilla.
...en 1794 San Martín revistaba en el Regimiento de Murcia y dos hermanos suyos, Manuel Tadeo y Juan Fermín, en el regimiento de Soris? Juntos lucharon exitosamente contra los franceses en Pont Vendrés, Saint Elme y Colliure.
...legó a Rosas, en su testamento, el sable corvo que lo acompañó durante todas las luchas por la independencia de América?
...los restos del Libertador regresaron al país el 28 de mayo de 1880 a bordo del buque Villarino? Lo recibió en el puerto de Buenos Aires Domingo F. Sarmiento. Fue sepultado en la Catedral Metropolitana, y pronunció un discurso el entonces presidente Nicolás Avellaneda.
Fuente: Educared
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