miércoles, 12 de enero de 2011

Otra razón para que la Derecha odie la Ciencia: La genética no explica la pobreza

A la teoría de la Evolución de Darwin la quisieron reemplazar por el creacionismo, o distorsionarla para postular el darwinismo social, una pantomima que este artículo claramente refuta:

Los conservadores esperaban que la investigación sobre el genoma humano dieran como resultado que la Naturaleza, y no condiciones sociales desiguales, determinaran quién termina siendo pobre. Pero nuestros genes no quisieron cooperar.

Otra razón para que la Derecha odie la Ciencia

Por Sam Pizzigati

Un psicólogo clínico, connotado por sus observaciones acerca de cómo la desigualdad afecta lo que pasa con nuestrs psiquis, está mostrando fascinantes resultados, basados en nuevas investigaciones, acerca de cómo la desigualdad afecta lo que pasa con nuestros genes.



Genes

Oliver James, psicólogo británico, a lo largo de los últimos años ha escrito ampliamente sobre lo que él llama affluenza (suena similar a inffluenza, el virus de la gripe), un “virus” inducido por la desigualdad, responsable de que le demos cada vez más valor a al dinero, las posesiones y la fama.

La affluenza, señala este experto, varía en un aplio rango entre sociedades. mientras mayor es la desigualdad en la distribución de las riquezas en una sociedad, más incide ese “virus”, y más cantidad de enfermedades produce.

Los apologistas de órdenes sociales desiguales siempre han discutido existencia de cualquier relación entre enfermedades mentales y el ambiente económico-social. El hecho de que las personas con bajos ingresos sufran de depresión a un nivel dos veces mayor que el de las personas de altos ingresos, de acuerdo a estos apologistas, sólo indica que dichas personas vinieron al mundo con más “deficiencias personales” que las personas en las capas más altas.

“La derecha cree que la genética explica por qué los pobres son pobres, y tengan el doble de probabilidad de padercer enfermedades mentales que los ricos.”, apunta James. “Para ellos, los pobres son fango genético hundiéndose hasta lo hondo de la psicina genética.”

La prueba científica de este “hundimiento”, se regocijaba la derecha una década atrás, vendría dado por los rápidos avances en la genética y las neurociencias, y ligado a la investigación alrededor del Proyecto Genoma Humano, revelaría la verdadera naturaleza humana.

“La investigación sobre el genoma humano”, según opinaba Charles Murray, del American Enterprise Institute, un “think tank” de ala derecha, “va a reducir el espacio de ciertas posiciones políticas.”

“Predigo que los adagios de la Derecha van a estar más cerca de la verdad que los adagios de la Izquierda”, escribió Murray, “y se revelará que muchas de las causas de la Izquierda son incompatibles con la forma en que fuimos creados los seeres humanos.”

Con una mayor información sobre nuestra genética, afirmaba Murray, “se verá que la configuración genética de las personas por debajo de la línea de pobreza en los Estados Unidos” (o sea, el mundo entero) “es significativamente diferente que la de las personas sobre la línea de pobreza.”

Pero los hechos, de acuerdo al psicólogo James, han resultado no ser para nada de esa forma. La investigación extensiva sobre el genoma, no ha demostrado ninguna “configuración genética” que predisponga a algunos a ciertas personas al éxito y a otras a la enfermedad y la pobreza.

“Sabemos ahora”, observa James, “que los genes juegan muy poco papel en por qué un hermano, o una clase social, o un grupo étnico es más propenso a sufrir problemas mentales que otro.”

El Journal of Child Psychology and Psychiatry (Revista de Psicología y Psiquiatría Infantil, una publicación centífica) expresó exactamente lo mismo en una editorial este año. La Ciencia (la de verdad) se enfoca ahora más que nunca en la influencia del ambiente, y todos exepto los más obstinados deterministas genéticos han revisado su visión.

“Los factores biológicos no existen en el vacío, aislados de las influencias sociales y ambientales”, agrega Daniel Goldberg, estudioso de Bioética de Carolina del Norte, en un comentario sobre la publicación de Oliver James, “así que siquiera tratar de separar lo biológico de lo social no tiene ni la más mínima pizca de sentido.”

Entonces, ¿qué hacemos ahora con este conocimiento sobre nuestros genes? ¿Cómo podemos usarlo para dar forma a una sociedad más saludable? Oliver James sugiere una secuencia de tres pasos.

“Primero debemos crear una sociedad en la que una vida mentalmente saludable y satisfactoria sea más importante que el enriquecimiento de una minúscula minoría. Segundo, debemos colocar las necesidades de los niños, especialmente los más pequeños, antes que cualquier otra prioridad. Tercero, favorezcamos las condiciones economico-sociales que maximizan una buena salud mental. Eso significa la creación de una mayor igualdad económica, condiciones laborales mucho más seguras, mucha más flexibilidad en los empleos para los padres de niños pequeños y una semana laboral de 35 horas. Pero no tenemos ni la más mínima oportunidad de que esto ocurra si no hacemos que los políticos entiendan lo que la ciencia nos dice.”

Los científicos parece que deberían hablar más alto. El resto de nosotros, parece que tengamos que escuchar más atentamente.

Tomado de Too Much. http://comunicacionpopular.com.ar/otra-razon-para-que-la-derecha-odie-la-ciencia/

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