Con un
país incendiado y en caos, con numerosos muertos, centenares de heridos
y con nuestra sociedad sumergida en la absoluta falta de autoridad que
nace de la total ausencia de justicia, con ese panorama desolador, este
gobierno autista hace sonar sus rídiculas matracas, fuegos de artificio y
serpentinas para "festejar 30 años de democracia".
Pero digamos también que esta desconexión con la realidad no es patrimonio exclusivo del kirchnerismo. Desde 1983 a la fecha hemos tenido una ficción de democracia, jamás una Democracia verdadera. Hemos tenido un esperpento de república, una republiqueta, jamás una República en serio. Si por definición la Democracia es "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", la pregunta cae de maduro: ¿ha existido alguna vez ese tipo de gobierno a lo largo de estas tres décadas?... Evidentemente no, por eso padecemos esta tremenda crisis de autoridad y de representación.
Lo que ciertamente nos han traído a lo largo de estos 30 años los politiqueros del sistema, ha sido una Argentina inerme y empobrecida, azotada por la corrupción y el delito en todas sus formas. Una Argentina donde sus propios ciudadanos parecen pertenecer a una categoría de cuarta, mientras deben tolerar en silencio la impunidad y los privilegios que se les otorgan a millones de extranjeros. Una Argentina donde los poderes oficiales premian y subsidian a ex terroristas y encumbrados asesinos, mientras son marginados sus Veteranos de Guerra y encarcelados quienes defendieron nuestro suelo de la antipatria.
La Democracia con mayúsculas es mucho más que poner un papelito en una urna cada dos años, la Democracia debe ser servir para garantizar y sostener los Derechos fundamentales de las personas. En estos 30 años, reitero, no hemos tenido ni Democracia ni República, lo único que hemos tenido y seguimos teniendo son cabecillas y bandas de sinvergüenzas burlándose de la voluntad popular, enriqueciéndose a costa de la desgracia de la ciudadanía.
Pero no todo está perdido. Templemos nuestra voluntad y nuestros espíritus para afrontar el presente, pero preparémosnos para construir el futuro. Si queremos conquistar una auténtica República con una Democracia plena, debemos apartarnos como peste de esta maldita y camaleónica clase dirigente, la misma que nos llevó en sus distintos gobiernos al actual estado de cosas. Recordemos que la hora más oscura de la noche es la que anuncia el amanecer. Porque en el fondo de este abismo, de esta caja de Pandora que se abre como profunda y sangrante herida sobre nuestro país, sigue resplandeciendo intacta la Esperanza.
Bajo la advocación de Dios y con la voluntad soberana de nuestro Pueblo, los Patriotas debemos retomar el mando de nuestro propio Destino. Imbuídos con el fervor de los Héroes y el mandato de los Mártires. Para traer a nuestra tierra el Orden, la Paz y la Justicia que se necesitan. Para derrotar y juzgar definitivamente a quienes, desde hace 30 años, vienen tracionando sus deberes de funcionarios públicos y la buena fe de todos los Argentinos.
Pero digamos también que esta desconexión con la realidad no es patrimonio exclusivo del kirchnerismo. Desde 1983 a la fecha hemos tenido una ficción de democracia, jamás una Democracia verdadera. Hemos tenido un esperpento de república, una republiqueta, jamás una República en serio. Si por definición la Democracia es "el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo", la pregunta cae de maduro: ¿ha existido alguna vez ese tipo de gobierno a lo largo de estas tres décadas?... Evidentemente no, por eso padecemos esta tremenda crisis de autoridad y de representación.
Lo que ciertamente nos han traído a lo largo de estos 30 años los politiqueros del sistema, ha sido una Argentina inerme y empobrecida, azotada por la corrupción y el delito en todas sus formas. Una Argentina donde sus propios ciudadanos parecen pertenecer a una categoría de cuarta, mientras deben tolerar en silencio la impunidad y los privilegios que se les otorgan a millones de extranjeros. Una Argentina donde los poderes oficiales premian y subsidian a ex terroristas y encumbrados asesinos, mientras son marginados sus Veteranos de Guerra y encarcelados quienes defendieron nuestro suelo de la antipatria.
La Democracia con mayúsculas es mucho más que poner un papelito en una urna cada dos años, la Democracia debe ser servir para garantizar y sostener los Derechos fundamentales de las personas. En estos 30 años, reitero, no hemos tenido ni Democracia ni República, lo único que hemos tenido y seguimos teniendo son cabecillas y bandas de sinvergüenzas burlándose de la voluntad popular, enriqueciéndose a costa de la desgracia de la ciudadanía.
Pero no todo está perdido. Templemos nuestra voluntad y nuestros espíritus para afrontar el presente, pero preparémosnos para construir el futuro. Si queremos conquistar una auténtica República con una Democracia plena, debemos apartarnos como peste de esta maldita y camaleónica clase dirigente, la misma que nos llevó en sus distintos gobiernos al actual estado de cosas. Recordemos que la hora más oscura de la noche es la que anuncia el amanecer. Porque en el fondo de este abismo, de esta caja de Pandora que se abre como profunda y sangrante herida sobre nuestro país, sigue resplandeciendo intacta la Esperanza.
Bajo la advocación de Dios y con la voluntad soberana de nuestro Pueblo, los Patriotas debemos retomar el mando de nuestro propio Destino. Imbuídos con el fervor de los Héroes y el mandato de los Mártires. Para traer a nuestra tierra el Orden, la Paz y la Justicia que se necesitan. Para derrotar y juzgar definitivamente a quienes, desde hace 30 años, vienen tracionando sus deberes de funcionarios públicos y la buena fe de todos los Argentinos.
Alejandro Carlos Biondini
Presidente de la Junta Nacional
del Partido Bandera Vecinal
Presidente de la Junta Nacional
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Sede Central
Avenida Rivadavia 8811
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Telefono: (011) 2063-6395
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Correo: banderavecinal@gmail.com
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