A lo largo de nuestras actividades, muchas veces sentimos que nos faltan las fuerzas para seguir.
La principal actividad que cada persona debería tener es levantarse cada mañana y chequear su nivel de fuerzas, sus energías.
Cada vez más son las personas que se levantan desmoronadas, sin ánimo, con depresión, sienten que no durmieron bien durante la noche, que no tienen ganas de nada, ni siquiera sacar el pie para levantarse pero deben hacerlo.
Motivación Interna .
Hemos perdido el fuego interno, la capacidad de motivarnos a nosotros mismos y esperamos que algo de afuera nos haga recuperarlo.
¿Por qué tenemos que recuperar ese fuego interno?
Cuando estamos cansados, decepcionados, reaccionamos hacia los demás con enojo porque estamos agotados.
Las personas no nos permitimos conectarnos con la motivación interna.
Hay dos tipos de motivaciones: una interna y otra externa.
La motivación es el empuje, la fuerza para actuar, es alegría, coraje.
Una persona motivada internamente no ve nada como un problema u obstáculo porque la motivación interior es más fuerte que la externa.
Los dos tipos de motivaciones son necesarias y ninguna de las dos son malas, porque hay momentos en que la necesitamos externamente.
Esa es la tarea de un líder, debe ser motivadora, alentar, dar, orientar, animar; porque si la gente no se ve motivada se va.
Motivación es dar impulso, ayudar para seguir adelante.
Muchos tienen un problema, intentan vivir de la motivación externa y, aunque no es malo, el problema es cuando se transforma en dependencia.
Buscan la dependencia de la motivación: “ Si alguien me motiva desde afuera me está autorizando a hacer lo que quiero.”
Confunden la motivación externa con la autorización para hacer algo.
Si alguien nos dice: “ Adelante, vos podés ” creemos que tenemos permiso para hacer lo que hay dentro de nuestro corazón.
Vamos tanteando todo el tiempo, buscando de los demás porque no desarrollamos la motivación interna.
Cuando la motivación externa no se da, se produce una frustración que manifestamos con resignación dando explicaciones espirituales a lo que nada tiene que ver con eso (“ Y…No era mi momento”, “Dios no habrá querido que lo haga”, ”No era para mi”, “Vaya a saber de qué me salvé ”)
Estamos aceptando que no recibimos motivación externa y mi motivación interna no vale, no tiene sentido por eso abandono el proyecto.
Aprendé a creer en vos, no esperes la motivación externa.
Si abandonas tu proyecto llega el desánimo por un deseo no satisfecho, una expectativa sin cumplir, cansancio, falta de fuerza. El desanimo nos hace cobardes, no hacemos nada esperando ser animados por otros.
Debemos aprender a reemplazar la motivación externa por la interna.
La motivación interna es la brújula para saber qué es lo que queremos en la vida y por lo que lucharemos.
No es: “ quiero esto, pero pido permiso para ver si los demás quieren que haga lo que yo quiero”.
Es: “quiero saber qué es lo que quiero y me motivo a mí mismo para hacerlo”.
Motivación interna es sintonizarte con lo que querés.
Si sentís que hay un cerco, motivate para atravesarlo.
Cuando soltás una palabra de fe, tenés que ir detrás de ella y tendrás que hacerlo aunque haya obstáculos, aunque te caigas.
Dedicate, buscala, declará fe hasta el final, hasta conseguir lo declarado.
Aunque se rían y digan que no lo lograrás contalo a todo el mundo, no pierdas la fe.
Dios sigue tus palabras y corre detrás de ellas, dice: “Lo vas a lograr porque me encantan las personas de fe.”
Auto motivación es la brújula interior.
Cada vez que quieras lograr algo, en lugar de buscar las voces de afuera que te aprueben, preguntate cinco veces: ¿Por qué lo que deseo es tan importante?”
Escribí las respuestas que surjan y cuando las leas descubrirás el propósito y al saberlo vas para adelante, no es algo inventado ni porque alguien te dijo que tenías que hacerlo.
Seguí, insistí hasta lograrlo y tener el resultado en tu mano.
¡No te detengas hasta verlo hecho!
Luchá por tu propósito, no busques motivación de afuera.
A veces sentimos que algo queremos pero no sabemos qué, por eso debemos preguntar para conectarnos con el propósito.
Conectados con la motivación será más fácil soportar el fracaso, aceptarás los errores y seguirás adelante, pero sin el propósito claro, al primer error, perderás las fuerzas para seguir caminando.
Tal vez el objetivo que tenías se truncó en la mitad, te desanimaste y dijiste: “ no tengo más deseos, empecé bien pero ahora la verdad ya no tengo ganas de nada”
No encontraste el propósito por eso te desanimaste.
La auto motivación es fundamental, es ver lo que ven los demás pero reaccionar de forma diferente, percibir algo distinto.
El fuego interno es auto motivación.
Fortalecé tu ser espiritual .
El ser espiritual es motivado con fe.
La fe mueve a hacer cosas grandes, imposibles que nadie hizo.
Cuando a pesar de las circunstancias externas la motivación viene de adentro, sin estar pendiendo de lo que digan los demás, cuando no importa que te llamen loca, que no te den nada para lograrlo y declaras que nadie te va a mover porque tenés la confianza de Dios, así ocurrirá.
Fortalecé tu interior, decí: “Nada me moverá de la palabra y correré tras ella.”
Sé libre de las opiniones y aún del aliento externo. No busques que alienten tu sueño, soltá la fe y alentate vos mismo.
El éxito no está en pelear sino en creer.
Cada mañana, cuando te levantes y no tengas fuerzas, auto motivate, declara: “S é que en este día, Dios hará algo glorioso”.
Cambiá tu cobertura espiritual negativa por una cobertura de fe.
Cambia todo los “no”, por sí.
Peleá por tu milagro.
No esperes la aprobación de nadie, soltá al ser fuerte que hay dentro tuyo.
Renová tu fuerzas, tu fe, tu fuerza interior y seguí a pesar de los obstáculos y alcanzarás la victoria.
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