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viernes, 30 de octubre de 2009
RELACIONES DE PAREJA
Algunas relaciones impiden el crecimiento, son nocivas para nuestro psiquismo y nos perjudican física y emocionalmente. Cuando examinamos de cerca nuestras relaciones algunas demuestran ser inestables e insustanciales en su núcleo.
Existen casos de alcohólicos, codependientes y adultos-niños que inician sus relaciones buscando un remedio para su malestar y eligiendo relaciones poco saludables, que en lugar de aliviar su sufrimiento lo aumenta.
En realidad, en este tipo de relaciones uno de los miembros desea recuperarse y hacerse cargo de sí mismo y el otro no tiene interés en que la situación cambie. En este punto se debe hacer una valoración honesta de nuestra relación de pareja; a menudo dos personas eligen vivir juntas sin compartir sus vidas y eso generalmente no funciona.
Para expresarlo más directamente: algunas relaciones necesitan terminar. Existen personas que se sienten muy contrariadas si su pareja elige confiar en sí misma y empezar a cambiar. A través de la apariencia que en su vida familiar o matrimonial todo es normal, han desarrollado un sistema de comentarios sutiles, indicaciones y castigos que tienen el objetivo de impedir que su pareja modifique su proceder o se exprese espontáneamente; en realidad sienten temor que el precario equilibrio de la pareja pueda venirse abajo y que la aparente estabilidad basada en la hipocresía y el control pueda derrumbarse.
Cuando uno de los miembros decide ponerse en tratamiento individual se lo tildará como egoísta, extravagante y desleal. Llegamos entonces a la conclusión que si los dos miembros de la pareja no están dispuestos a comprometerse a trabajar sobre los aspectos irresueltos de la misma, es necesario reconocer que es imposible moverse en dos direcciones a la vez, dado que esto provocaría una gran tensión interna siendo causante de complicaciones mayores.
Es importante determinar que si formamos parte de una relación "sana" nos movemos en la dirección de nuestro propio crecimiento y somos capaces de valorar si realmente se nos quiere o aprecia. Parafraseando a Leo Buscaglia: "La verdadera medida de una buena relación reside en cuánto favorece el crecimiento intelectual, emocional y espiritual".
Si una relación se vuelve destructiva, pone en peligro nuestra dignidad humana, nos impide el crecimiento, nos conduce a la depresión y desmoralización (y hemos hecho todo lo posible para mantenerla), entonces... debemos terminar con ella. No estamos hechos para vivir con todas las personas, ni éstas con nosotros.
El tema sería entonces: si somos incapaces de estar con los demás, ¿somos al menos capaces de no herirles?
Etiquetas:
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