domingo, 22 de agosto de 2010

Te estaré esperando


Cierto día acaecía un gran alboroto en el jardín de Don Pepe, las gallinas revoloteaban de un lado para otro y las aves silvestres saltaban de rama en rama produciendo sonidos suaves y acogedores que invitaban a soñar despierto.

Los animales que habitaban en tan inmenso solar, se preparaban para organizarle una despedida al mejor de todos los amigos... El pato Jack.
El había decidido, como es costumbre en los animales de su especie, tomar vuelo al sur, esperando llegar a ningún lugar, sabiendo que no alcanzaría su meta, porque antes que lograra hacerlo, la muerte ya habría venido por él. Pero eso no era impedimento, y no lo era porque Jack era un animal de fe, no importaba si llegaba o no, lo único que valía era intentarlo.

La fiesta fue como cualquier otra fiesta de animales....Bailes de gallinas, coros de patos, ladridos de perros y uno que otro pollito pisado por algún gato que en su afán de no pasar desapercibido no se fija en sus amigos de menor tamaño. Todo trascurría
normal, pero como en toda despedida que se respete, llego el momento de los discursos, el brindis y los abrazos que no habían de faltar. La primera intervención la hizo la Gallina Teresa, que era la de más antigüedad y según el comentario de algunos animales tenia la mejor oratoria de toda la región. "Amigo Jack" pronunció, calló por un momento y luego continuó: "Sepa usted que se lleva nuestro corazón, sepa también que todos los animales aquí presentes lo respetamos y admiramos por su compañerismo y apoyo en los momentos críticos de nuestras vidas...aún recuerdo cuando ayudó a escapar a Carmensa de las manos de nuestro dueño, si no hubiese sido por usted, la pobre por estos días seria abono de la huerta...." Y así continuó hablando por largo rato. Después de la intervención de Teresa, vinieron muchas más que no precisare relatar, pero solo faltaba una, la del pequeño gatito hijo del descuidado Muc. Los animales cansados por tremendo pastel no querían escuchar más y pidieron a Reggi, el gatito, que aplazara sus palabras para después, que ya era tiempo de descansar. Reggi sabia que no habría un después y pese a todas las exhortaciones para que no hablara, saltó sobre una mesa y sacando pecho expresó: "Apreciados amigos, quiero decirles que respeto la decisión de nuestro compañero Jack, pero no considero necesario ese viaje que piensa hacer.... tal vez porque nosotros los gatos no tenemos instinto de migración.... Para qué ir al sur y abandonar a sus amigos... ¿Para que? Cuando el fácilmente se puede quedar aquí con nosotros, pasando ratos agradables como los que hemos pasado. Pero como ya es una decisión tomada, solo me resta decirle que le deseo feliz viaje y que aquí lo estaré esperando para cuando regrese darle el mayor de los abrazos". Los animales se burlaron de tan ilusa apreciación, pero Reggi, en su inocencia, estaba dispuesto a esperar el tiempo que fuera necesario.

Los años pasaron y Reggi ya no era el pequeño gatito del jardín, ahora era el más grande y apuesto de todos los animales, aún con su corazón de niño, mantenía la ilusión de ver llegar volando por el inmenso cielo azul a su amigo Jack. Es preciso señalar que de los animales que asistieron a la despedida solo quedaba Reggi, porque hasta los más pequeños polluelos que acudieron ya habían sido vendidos.

En la primera mañana de abril, Reggi vio llegar a un viejo pato al jardín y corriendo fue a su encuentro...gran sorpresa se llevo cuando vio que era su viejo amigo Jack, el abrazo que tiempo antes le había prometido no pudo faltar y después de un reconocimiento del mal estado en que se encontraba su antiguo compañero de jardín, Reggi le preguntó:¿Pudiste llegar al sur? ¿Cumpliste tu sueño? Jack le respondió: Logré algo mejor...¡logré llegar a ti!

(Juan José Vargas Camejo)

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