Se fue Caloi y Clemente se quedó sin padre.
El dibujante y humorista gráfico conocido como Caloi murió hoy a la madrugada tras permanecer internado en el Instituto del Diagnóstico por su grave estado de salud ocasionado por un cáncer. Tenía 63 años. Entre sus personajes, el más recordado será Clemente, protagonista desde el '73 de las contratapas de Clarín. El jueves pasado había estrenado el film "Anima Buenos Aires".
Fue uno de los historietistas más importantes del país. De su lápiz nacieron los personajes más entrañables: Clemente, La Mulatona, Mimí, Alexis, Bartolo, el Clementosaurio, el hincha de Camerún.
Creador y conductor del ciclo de televisión Caloi en su tinta, dedicado a la divulgación de cortometrajes de animación e historietas, Caloi empezó a dibujar desde chico. Se consideraba un muchacho de barrio. "Transparente; a pesar de ser negro, soy transparente", bromeaba.
Su carrera arrancó en el ‘66 en Tía Vicenta -sólo en dos números, porque Onganía ordenó cerrar la revista. Después de dibujar en Panorama, Siete Días, Satiricón y Primera Plana, entre otras, en 1968 ingresó a Clarín. Allí surgió su personaje más famoso: Clemente, que iba a cumplir 40 años en 2013. Publicado con regularidad desde 1973 en la contratapa del diario, Clemente estuvo presente todos los días.
Además, fue llevado a la televisión en 1982 y nombrado "Patrimonio cultural de la ciudad". A su vez, Caloi publicaba una página de humor en al revista dominical Viva.
Aunque nació en Salta, Caloi se sentía tan porteño como su personaje Clemente. Crítico de la economía, amante del fútbol y las mujeres, su personaje fue parte de un combate al gobierno militar durante el Mundial 78. En contra de los pedidos del locutor José María Muñoz, Clemente inició una cruzada para que la gente tirara papelitos en la cancha. Y ganó. "Cuando en la cancha cantaban 'Muñoz, Muñoz, Clemente te cagó', yo estaba asustado", confesó hace dos años a Ñ. Así, Clemente se convirtió en una especie de emblema durante el Mundial.
En 2009, la Legislatura porteña lo había distinguido como Ciudadano Ilustre, por sus 43 años como artista.
Mañana, sus lectores buscarán, como todos los días, a ese ser amarillo y rayado sin manos. Lo buscarán, pero esta vez, ya no saldrá de nuevo de su mesa de dibujo.
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