lunes, 21 de septiembre de 2009

ADULTOS.


CON EMOCIONES DE CHICO.


Ser adulto no depende sólo del paso del tiempo ya que existen personas con edad adulta que no actúan como tales. La madurez intelectual combinada con la inmadurez emocional es una mezcla bastante frecuente: la persona posee el cuerpo y la inteligencia adecuados, pero su desarrollo emocional es el de un niño. Esto genera muchos problemas, tanto en la vida de otras personas como en la propia, porque la personalidad inmadura presenta varias de las características:

---Su actitud se centra en recibir, pedir y criticar más que en dar o hacer.

---Tiende a no comprometerse, ya que siente que el compromiso es un obstáculo para su libertad.

---Hay personas que maduran de cuerpo y de intelecto pero mantienen el desarrollo emocional de un niño. Suelen ser individuos frívolos, inseguros y demandantes.

---No se responsabiliza por lo que hace, pero cree que los otros sí deben hacerlo.

---Está permanentemente insatisfecho con lo que tiene, pero no toma iniciativas o hace poco por solucionar su situación.

---Vive centrado en sí mismo, con disgustos, quejas y protestas.

---Necesita tener a su lado a otra persona que cubra sus necesidades.

---Tiene miedo a la soledad y al abandono.

---Se siente inseguro, aunque no lo demuestre, e incluso puede aparentar lo contrario.

---Valora más los años ya pasados que suele idealizar, que su presente

---Sus emociones son volátiles y se expresan a travéz de conductas explosivas: temperamento tormentoso, baja tolerancia a la frustración, respuestas desproporcionadas, hipersencibilidad a las críticas, celos, imposibilidad de perdonar y caprichosos cambios de carácter.

---Tiene necesidad inmediata de atención o gratificación con incapacidad de espera.

---Suele ser superficial y preocuparse por las apariencias.


SEÑALES.

Los primeros 4 ó 5 años de vida de un niño son vitales para su posterior maduración emocional. En esta etapa, la forma en que se relacionan los padres con sus hijos -conocida como estilos de apego- tiene importantes cocnsecuencias. Un apego seguro; es decir, padres que contienen emocionalmente a sus hijos, responden a sus demandas y los ayudan a ser independendientes, facilita el desarrollo de una personalidad emocionalmente madura. En cambio un apego mas inestable, con padres ausentes, poca cercanía afectiva, o padres que son, al mismo tiempo estrictos y evasivos, pueden generar hijos inmaduros.

Hacia el final de la adolescencia se produce un cambio de mentalidad con toma de conciencia de las responsabilidades que abren camino a una adultez madura.

Son señales positivas el que los jóvenes salga dce la casa paterna, establezcan una relación de pareja y logren encontrar un trabajo.

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