viernes, 25 de septiembre de 2009

Caminante no hay camino, se hace camino al andar


Esta frase del gran poeta Machado, desgraciadamente ha perdido toda vigencia, porque ahora con la globalización, más que nunca todos visten igual, compran lo mismo, y hablan de las mismas cosas.

La individualidad se pierde cada vez más y al convertirnos en masa, dejamos de pensar y una tremenda y dañina pereza mental, acaba adormeciendo completamente nuestras vidas y lo que es peor, adormeciendo a nuestra alma.

“El hombre tiende a cristalizar la ciencia, a formular la filosofía y a dogmatizar la verdad, porque tiene pereza mental para ajustarse a la lucha progresiva del vivir, a la vez que también tiene un gran miedo a lo desconocido. El hombre es lento para iniciar cambios en sus hábitos de pensamiento y en su manera de vivir”

La gran mayoría de los seres humanos, más que Vivir, vegetan en medio de una tremenda mediocridad cultural y espiritual, debido que tienen mucho miedo de experimentar nuevas experiencias, olvidando que son ellas, las buenas y las malas, las que enriquecen nuestra vida, porque son el andamio de nuestra futura morada, en la casa de nuestro Padre.

“La experiencia de vida, no tiene sustituto, ella es inseparable de la existencia viva, ninguna magnitud de dote divina puede sustituir lo que se obtiene mediante la vida real” tanto es así, que los propios Ajustadores, aprenden a través de nuestras experiencias conscientes.

“El Ajustador alcanza la primera etapa de su evolución, con la fusión con el alma sobreviviente de un ser mortal. Así, mientras vosotros estáis por naturaleza, evolucionando hacia adentro y hacia arriba, de hombre a Dios, los Ajustadores están por naturaleza evolucionando hacia afuera y hacia abajo, de Dios a hombre”

Esto nos prueba que en esencia, no somos ni masa maleable, ni personas aislada, formamos parte de la evolución cósmica, por lo tanto, todas nuestras acciones e incluso nuestros pensamientos tienen resonancia cósmica.

“No perdáis jamás de vista las perspectivas de la personalidad, tal como es concebida por Dios y por el hombre. El hombre ve y comprende la personalidad, mirando desde lo finito hacia lo infinito. Dios mira de infinito a lo finito”

“El espíritu divino que mora en la mente del mortal, lleva en su presencia misma, la prueba válida de su existencia actual, pero sólo puede comprenderse el concepto de personalidad divina, por medio del discernimiento espiritual de la experiencia religiosa personal y genuina”

Nuestra vida, la misma que tantas veces nos parece aburrida o injusta, tiene toda una finalidad cósmica, en donde el ser humano es protagonista, de lo que ocurre no solamente en este mundo, sino que también a nivel cósmico.

“La verdad revelada, es aquella que es descubierta en forma personal, es la creación conjunta de la mente material y del espíritu residente, por eso, nunca hay conflicto entre el verdadero conocimiento y la verdad. Puede haber conflicto entre el conocimiento y las creencias humanas porque pueden estar teñidas por el prejuicio, distorsionadas por el temor y dominadas por el miedo de enfrentarse a nuevos hechos, producidos por el descubrimiento material o el progreso espiritual” pero la verdad que ha sido producto de la experiencia personal, siempre será verdad.

Si día a día, no vamos haciendo nuestro propio camino, nos estaremos privando la tremenda oportunidad de Ser Persona, sí así con mayúscula, porque seguir a la masa, es ser una ovejita más del rebaño, una marioneta movida por los hilos del parecer ajeno, o la veleta que el viento de las circunstancias mueve

Es cierto que ante los ojos de Dios, todos somos iguales, pero esta igualdad no quiere decir uniformidad, ni de criterio, ni de pensamiento, de acciones, ni mucho menos de creencias.

“Jesús sabía que cada hombre es diferente a los demás. Muchas veces advirtió a sus discípulos que no intentaran moldear a los creyentes, según un modelo preestablecido. Lo que buscaba era que cada alma pudiera desarrollarse a su propia manera, como individuo distinto y en vías de perfeccionamiento ante Dios”

Para ser distintos y ser realmente personas individuales e irrepetibles, debemos aprender a vencer nuestro miedo a lo desconocido y arriesgarnos a tomar nuestras propias decisiones, porque son ellas las que nos permiten crecer a través de las experiencias.

Jesús, nos trajo la Buena Nueva: la religión del espíritu y ella no es uniforme, sólo "requiere de unidad de experiencia, uniformidad de destino, permitiendo la plena diversidad de creencias. La religión del espíritu nos da discernimiento, no uniformidad de punto de vista, ni de opinión"

Si queremos avanzar en el camino de la evolución espiritual y sobrevivencia eterna, tenemos que esforzarnos por tomar nuestras propias decisiones, con la mayor frecuencia posible y en todo orden de cosas, tanto en las materiales como en las espirituales.

Si queremos despertar a la verdad, tenemos que buscar el propio camino y dejar de ser masa obediente a los dictados de la sociedad, la moda o la religión. En la medida que aprendamos a ser Personas, nuestro espíritu se irá manifestando en nosotros y nos resultará fácil hacer lo que es recto.

"El éxito de tu Ajustador, en la empresa de pilotearte a través de la vida mortal y de obtener tu supervivencia, depende no tanto de las teorías de tus creencias, sino de tus decisiones, determinaciones y fe constante"

Atreverse tomar las propias decisiones, requiere de un cierto discernimiento y de mucha voluntad para cumplir las decisiones tomadas. Esto no es fácil, porque por naturaleza somos volubles y perezosos, por eso debemos adiestrar nuestra mente en el autodominio es preciso “obligar a la naturaleza inferior que obedezca a tu naturaleza superior, del mismo modo que tú obedeces a tus superiores”

Cuando queremos despertar a una hora determinada, ponemos el despertador por temor a quedarnos dormidos. Lo mismo debemos hacer con nuestra espiritualidad, si en verdad queremos sacudir nuestra pereza mental y ser capaces de arriesgarnos a hacer nuestros propios caminos al andar.

Debemos ejercitar nuestra voluntad, haciendo cosas que no son habituales, ni necesarias. Debemos aprender a tomar decisiones volitivas pequeñas, de manera que ellas vayan formando los cimientos necesarios para cuando debamos tomar las decisiones más importantes. Es como tener una cuenta de ahorro disponible cuando la necesitemos.

Nuestra mente, aún cuando no es un músculo debe ser entrenada como uno de ellos, por eso debemos escribir de vez en cuando con la mano izquierda, si tengo sed, esperar unos minutos antes de saciarla, comer de vez en cuando lo que no nos gusta, algún día tomar un camino diferente para llegar a casa, en fin, son tantos los pequeños esfuerzos, conscientes y volitivos que podemos ejercitar para reforzar nuestra voluntad, no como un sacrificio impuesto, sino como una forma de demostrarle a nuestro ser inferior, quien es el que manda en nuestro cuerpo, en nuestra mente y en nuestra vida, porque como “la perfección es nuestra meta, no nuestro origen” requiere de un esfuerzo adicional de nuestra voluntad.

No permitamos que la pereza mental, que la rutina de nuestros hábitos nos invada, porque ella es la causante en gran parte del estrés y el cansancio agobiante. No sigamos la huella de otros, hagamos nuestra propia senda, reinventémonos cada día, tratemos de hacer lo mismo, pero en forma diferente. Tratemos de poner nuestro corazón en lo que hacemos, de hacer lo que debemos de la mejor forma, no para que los otros nos feliciten y nos reconozcan, sino para encontrar nosotros el placer en lo que hacemos.

La superación espiritual, está en estas pequeñas grandes cosas del diario vivir, atrevámonos a vivir nuestras propias experiencias. La vida, es relativamente corta, no dejemos que otros la vivan por nosotros, porque cada quien deberá dar cuenta de los talentos recibidos.

Y en esta lucha por vencer la pereza mental y hacer nuestro propio camino, no tengamos miedo a equivocarnos, recordemos que a Dios le importan más nuestras intenciones sinceras, que los logros obtenidos pues “el alma en evolución, no se vuelve divina por lo que hace, sino por lo que trata de hacer”

Por Yolanda Silva Solano

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